POR DOUGLAS GÁMEZ
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El presidente del Tribunal Supremo Electoral, el magistrado Julio Solórzano, y un acuerdo de esa entidad confirmaron recientemente que el voto de los migrantes guatemaltecos se realizará de manera presencial el próximo 16 de junio en cuatro ciudades de Estados Unidos.
La medida ha causado malestar entre varios migrantes con los que he podido conversar en las últimas horas, precisamente porque se les dificulta asistir a alguna de las ciudades seleccionadas, por lo complicado que resultó el proceso de empadronamiento, entre otros elementos relacionados.
Es cierto que las cuatro ciudades establecidas por el TSE, donde los connacionales podrán emitir el voto en el extranjero, son las que aparentemente registran la mayor cantidad de guatemaltecos radicados en Estados Unidos, pero guste o no deja fuera a un número incierto de connacionales que se encuentran en otras ciudades y que tienen el mismo derecho a elegir al próximo Presidente y Vicepresidente.
Pareciera cada vez más cierto que el voto migrante se conformó sobre la marcha y no existió una verdadera planificación para darle a los connacionales la oportunidad de incidir en el país mediante el voto.
Hay quienes dicen que la aplicación del voto en el extranjero es gradual, pero la tardanza para realizarlo en este proceso, la falta de información y cercanía con los migrantes, así como lo tortuoso que se convirtió para muchos el empadronamiento, actualización de datos o la tenencia de sus documentos de identificación, es peligroso porque podría desalentar a los chapines.
La comunidad migrante es un soporte real para el país, económico, social y político, por lo tanto dejarlos fuera es un mal signo, los esfuerzos debieron ser mayores para lograr que los connacionales participaran en las mejores condiciones posibles.
Los migrantes lo han dado todo por su patria, se han sacrificado, dejado su tierra, no por gusto, sino por necesidad y ganas de ver a los suyos adelante, es una verdadera pena que no se pudiera retribuir el apoyo que nos dan, al menos permitiéndoles emitir su sufragio y ser parte de la designación del próximo Presidente.
Esperemos que estas acciones no le quiten las ganas a nuestros migrantes de continuar participando y opinando para el bien del país.