Por Grecia Ortíz
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La música y el deseo de ayudar a los demás, principalmente a la niñez son características del guatemalteco Valentino Trujillo, residente en Chicago, Estados Unidos, que a pesar de no vivir la mayor parte de su vida en Guatemala, asegura que no olvida sus raíces, y por eso ahora vuelve para decir “presente” en varios proyectos benéficos.
El connacional detalló en entrevista para La Hora Voz del Migrante, que aunque nació en la ciudad de Guatemala, siempre se ha sentido como alguien originario del departamento de Zacapa, porque la mayoría de su familia es originaria de ese lugar.
El clima político e inseguridad de la década de 1980 fueron los que motivaron a que Trujillo y otros familiares dejaran Guatemala, y la distancia hizo que amara todavía más a su país y cultura.
Cuando alguien desea que lo ayude a migrar, el guatemalteco se remite a contar la experiencia que ha vivido en el extranjero, además de poner en perspectiva la realidad de sobrevivencia en Estados Unidos para los migrantes.
“Guatemala tiene muchos recursos, y necesitamos decirle a la gente guatemalteca, al pueblo, y nuestra gente, que Estados Unidos es una mentira… uno no sabe el precio que uno paga al tomar estas decisiones de migrar”, señaló.
De acuerdo con Trujillo, todas las adversidades a las que se ha enfrentado le han hecho salir adelante, destacarse y ser feliz como es ahora.
FINALIZÓ SUS ESTUDIOS DE HIGH SCHOOL
Su primer trabajo, recordó, fue en una fábrica en donde elaboraban galletas, no obstante, con el tiempo decidió que su futuro era estudiar y no solo dedicarse a un empleo, aunque debió dejar a conocidos y familia para lograr su propósito.
La lucha por superarse lo llevó a finalizar sus estudios de High School, y luego decidió continuar en la universidad en una carrera musical, expresión artística que le apasiona.
“Lo primero que hice fue aprender inglés lo más rápido posible, porque lo primero que me di cuenta fue que mis primos hablaban inglés, yo no, y el único trabajo que yo iba a hacer era picar barriles con barretas sino hablaba inglés”, destacó.
Algo vital para lograr sus sueños, asegura, fue siempre la música, porque se sentía realizado al practicar esta habilidad. Sin embargo, soñó con más logros y decidió estudiar actuación en una de las escuelas más prestigiosas en Chicago.
Ese talento innato de la música, surgió desde los 6 años porque ya sabía tocar guitarra y a pesar de su edad lo hacía con naturalidad.
“Mi primera canción que canté fue Casas de Cartón, aquí en Guatemala, y nunca lo deje; llegando a Estados Unidos cuando empecé a tener más recursos empecé a comprar guitarras, a seguir estudiando y aprendí a tocar piano también, a vocalizar y desarrolle el talento de escribir y desarrollar ideas”, agregó.
Una de las limitaciones para lograr su propósito de superarse fue el tiempo y el esfuerzo, porque era consciente que debía trabajar para sostener a su familia.
Trujillo recientemente visitó Guatemala en calidad de artista y participó en un evento a favor de pobladores de Huehuetenango, pero al retornar a Estados Unidos nuevamente buscará obtener un papel en una película.
“El deseo es poderme retirar en Guatemala, crear aquí un poco de negocios, tengo la idea de poder conectarme en la comunidad de actuación de acá”, expresó el connacional.
QUIERE TRANSFORMAR A SU BANDA EN UNA FUNDACIÓN
El guatemalteco comentó que para lograr mejorar las condiciones del país, se debe ser disciplinado y tratar de consumir más de productos y promover actividades nacionales.
“Lo más importante es cuando hace las cosas no por dinero, sino por amor, y eso es lo que más satisfacción le ha dado a mi vida más fácil ha sido mi vida, cuando descubrí que mi talento no vale dinero, vale amor y eso le he enseñado a mis hijas”, apuntó.
Uno de sus sueños es lograr crear una organización en Guatemala, y transformar a la banda Chicago Santa Fe, en una fundación desde donde pueda ayudar directamente a la gente de escasos recursos, además, cree que tiene una misión en el mundo y todo lo que ha recibido es un regalo en su vida.
Trujillo además se muestra identificado con la realidad de la niñez guatemalteca y las precarias condiciones en las que viven y por eso es que se involucró con la asociación “Camino Seguro”, que trabaja con niños del vertedero de basura de la zona 3 en Guatemala.