POR DOUGLAS GÁMEZ
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Una caravana de migrantes hondureños emprendió esta semana un viaje definitivo, el objetivo de sus integrantes es llegar a Estados Unidos buscando huir de las condiciones de Honduras, procurar un trabajo, estabilidad y por ende generar oportunidades para ellos y sus seres queridos.
Se han dicho muchas cosas, despertó la furia del presidente Donald Trump, mientras sus homólogos de la región han tenido que hacer la pantomima de intentar detener la masiva movilización y acusar a su dirigente de tener motivaciones políticas.
Las motivaciones de la persona que dirige la movilización están fuera de mis conocimientos, pero sea como sea, que la posibilidad de viajar a Estados Unidos despierte ese nivel de interés de tantas personas es de alarmarse, es una señal, es como la fiebre en el enfermo, es un indicativo que algo anda mal y debe tratarse o podría entrar en shock.
Es un verdadero éxodo, camino a la redacción de La Hora Voz del Migrante pude observar los grupos de personas caminando, motivados y empujados por la necesidad y la esperanza de un futuro que ni sus países y mucho menos sus presidentes les ofrecen.
Guatemala no se queda atrás y no dudo que si alguien convocara a una movilización mucha gente se animaría a irse, no es que se apoye la migración irregular, solo hay que hacer hincapié que las cosas están mal y nuestros supuestos líderes políticos se han ocupado de sus problemas personales en lugar de los intereses comunes. La gente está desesperada.
El éxodo guatemalteco ha sido silencioso, Pence lo dijo hace una semana, creció un 75 por ciento la migración de chapines a ese país, escandalosa cifra que demuestra que la situación del país es dura, estamos ante una crisis humanitaria y mientras eso pasa nuestros representantes políticos únicamente buscan no ir a parar a la cárcel por las cosas malas que han hecho.
Las cosas como son, vivimos una crisis, no me explicó como las autoridades piensan que con campañas y amenazas la gente no va migrar, la única manera de detenerlo es cambiando las reglas del juego y generar las condiciones. Ya se ha tolerado demasiado a los tiranos de la región, porque eso son, no se les puede decir de otra manera al rostro de quienes permiten que su gente muera de hambre y con sufrimiento.