Por Ana María Tejada
[email protected]
¿Sabía usted que la corrupción puede comenzar en el hogar?, cuando permitimos que nuestros hijos abusen de alguien o no tengan límites. Nosotros mismos damos el ejemplo, al no regimos por las leyes y tratamos de violarlas para beneficios propios. Por ejemplo, cuántas veces vemos la escena de gente tirando basura habiendo botes de basura, cuando no se permite darle el paso a un peatón, o a un anciano, cuando no se respeta las reglas de tráfico y queremos llegar, no importando que tengamos que hacer para llegar en tiempo, cuando creamos facturas falsas solo para cumplir o impresionar a alguien, cuando no llegamos a tiempo a una cita, cuando vendemos algo que no está en buen estado y nos reímos de lo que hicimos. Cuando tratamos de comprar a alguien por unos centavos y el que lo recibe se vende por esos pocos centavos. ¿Lo hemos hecho alguna vez?
Cómo entonces pretendemos que nuestras instituciones de Estado estén limpias de culpa, cuando todos hemos colaborado de una u de otra manera, activa o pasivamente, a esa corrupción que hoy nos reina.
Empecemos por hacer conciencia, por cambiar nosotros primero. Exigir es bueno, pero dar el ejemplo es mejor, comencemos exigiéndonos primero nosotros mismos, por ser mejores ciudadanos. Hoy en día la corrupción se ve en todos los niveles, desde la más alta sociedad hasta la más pobre, en las iglesias, en las escuelas, colegios y universidades. Se ha convertido en un modus vivendi, de una sociedad que por tradición hacia las cosas a su manera con el bendito cuello, o porque un amigo te ayudó o algún familiar te dio la mano, así empieza la corrupción desde el hogar.
Si vamos a exigir al gobierno hagámoslo con bases, no solo protestando, eso no nos lleva a ningún lado, seamos entes de cambio, haciendo las cosas diferentes, dando un ejemplo positivo.
Comencemos por ponernos reglas, por darnos la oportunidad de cambiar en nuestra vida diaria y exijamos que estas reglas se cumplan, pero siendo nosotros ejemplo de lo que exigimos y buscar permanentemente la excelencia en todo lo que hagamos con valores y principios.
En otros países la corrupción es castigada con penas severas, pero se castiga a todos por igual así sea un político corrupto, un servidor público o un ciudadano cualquiera, como el caso reciente de Perú. La ley debe de ser pareja y eso también ha fallado en nuestro sistema de gobierno. Muchos guatemaltecos emigramos buscando algunas nuevas oportunidades, otros por problemas políticos y la mayoría por falta de oportunidades.
Pero eso, nos ha hecho a muchos ser fuertes, porque no es fácil vivir en el extranjero soñando a diario con el país que te vio nacer, extrañando las reuniones de familia, nuestras amistades y por qué no decir nuestras costumbres y tradiciones; al decidir radicar en el país que adoptamos también adoptamos sus costumbres, tradiciones y respetamos sus leyes y reglas de vida. Entonces, si se puede hacer el cambio, porque no hacerlo en Guatemala. Comencemos ya… Hoy es el momento.
Ayúdeme a escuchar o leer su opinión.