Un análisis del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés), señala que aunque para Estados Unidos la idea de un acuerdo de Tercer País Seguro lograría contener a las personas que llegan a su frontera, existen experiencias de que este mecanismo no resuelve las crisis migratorias, ni resultaría positivo, además que tanto México o Guatemala no tienen la capacidad de absorber un gran número de nuevas solicitudes de asilo.
El martes, el presidente Donald Trump, le recriminó a Guatemala que no se haya logrado la firma de un acuerdo de Tercer País Seguro, que esperaba suscribir la semana pasada en Washington DC.
Por Grecia Ortíz
[email protected]
De acuerdo con el MPI, aún si las condiciones de México y Guatemala fueran más favorables, existen importantes preocupaciones que cuestionan la viabilidad del acuerdo de Tercer País Seguro como una estrategia efectiva para gestionar las llegadas de migrantes a la Frontera Sur.
Lograr la suscripción de un País Seguro para Guatemala implicaría que los solicitantes de asilo, principalmente de Honduras y El Salvador, presenten desde este país su requerimiento para ingresar a EE.UU., y obtener este beneficio.
EXPERTOS SE MUESTRAN ALARMADOS
Sin embargo, el MPI destaca que la perspectiva de etiquetar a países como Guatemala y México, como “seguros”, se ha visto alarmada por expertos legales y defensores de refugiados, que sostienen que estos acuerdos no cumplirán con imperativos humanitarios, destacando las tasas extremadamente altas de homicidios, los problemas de seguridad más amplios y el asilo.
Por ello destacan que la experiencia de acuerdos seguros con terceros países en otros lugares, incluso si las condiciones en México y Guatemala fueran mucho más favorables, existen importantes preocupaciones prácticas que cuestionan la viabilidad de estos convenios como una estrategia efectiva para gestionar las llegadas al sur de EE. UU. Frontera.
Bajo el esquema de un país seguro, los sistemas de asilo del gobierno mexicano y también guatemalteco, el MPI destaca que ambos carecen de la capacidad de absorber un gran número de nuevas solicitudes de asilo y, por lo tanto, otorgar una protección efectiva.
Otros riesgos a los que se podría enfrentar estas personas además son amenazas de pandillas y grupos criminales similares que los llevaron a huir inicialmente de sus países, situación que al final los coloca en un riesgo continuo de persecución.
ES POCO PROBABLE QUE RESUELVA LA CRISIS DE LA FRONTERA SUR
Aunque un acuerdo de Tercer País Seguro, tiene el potencial de disuadir nuevas solicitudes de asilo y acelerar procedimientos, “la experiencia sugiere que estas pueden ser promesas falsas”.
Según el artículo publicado por el MPI, estos arreglos en cambio han demostrado ser difíciles de cumplir y más bien han agregado complejidades a los procedimientos para los sistemas de asilo ya abrumados.
“A pesar de la presión del gobierno de Trump para que México y Guatemala firmen tales acuerdos, llevando a estos países a la mesa con una combinación de amenazas y promesas de ayuda en el caso de Guatemala, es poco probable que los acuerdos de terceros países sean la clave para resolver crisis que se desarrolla en la frontera sur de Estados Unidos”, enfatiza el análisis.