El origen del roscón parece estar relacionado con las saturnales romanas, fiestas dedicadas al dios Saturno con el objeto que el pueblo romano pudiera celebrar los días más largos que empezaban a venir tras el solsticio de invierno. Para estos festejos se elaboraban unas tortas redondas con higos, dátiles y miel, que se repartían por igual entre los plebeyos y esclavos. Ya en el siglo III, en el interior del dulce se introducía un haba seca, y el afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo establecido de antemano. Desde los romanos existían juegos del haba en la península ibérica.
Tradición del roscón de reyes
Julio Caro Baroja menciona en su obra El Carnaval, dos testimonios del siglo XII sobre el Roscón de Reyes o el Rey de la Faba. El primero corresponde al Reino de Navarra, donde en 1361 se designaba Rey del Faba al niño que encontraba el haba en el roscón; el segundo testimonio corresponde a Ben Quzman, quien en su Cancionero describe una tradición similar con una torta el año nuevo, que contenía una moneda. Tradiciones, ambas, que se han conservado durante siglos.
Es muy probable que esta tradición con diversos nombres en Navarra, Andalucía, Valencia, Cataluña, tenga un origen común, y no existen documentos que atestigüen la prevalencia de alguna.
El pastel que se hace en los países latinos tiene forma de rosca, e imita más o menos una corona real, cubierto de frutas escarchadas, que semejan las joyas de la corona, y que tenía escondida en su interior una pequeña sorpresa, a veces de gran lujo y valor.
El roscón de Reyes original (o clásico) no suele llevar ningún acompañamiento o ingrediente añadido, pero desde el último tercio del siglo XX se preparan variedades con nata, crema, crema de chocolate o cabello de ángel en su interior, y suele contener de uno o más regalos o “sorpresas”, según el tamaño del roscón, u obsequios y un haba.
En México, la representación de la Natividad se incorpora a la ‘rosca de reyes’, y se incrustan en el pan uno o más muñequitos alusivos a Jesucristo, lo que simboliza que el niño tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato. Originalmente, el muñeco se hacía de porcelana o de cerámica, y actualmente es de plástico resistente al calor. La persona que, al partir su trozo de rosca, encuentre el muñeco se compromete a dar una fiesta y preparar tamales para todos los presentes durante el Día de la Candelaria (2 de febrero), celebración en la que se acostumbra ofrecer tamales y atole.