Betsy Paredes
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Es un tema que nadie toca en este país, pero se pierden las raíces y el idioma español en la crianza de nuestros niños, también la educación y las buenas costumbres.
Resulta que no se les habla de su cultura ni descendencia; he escuchado padres decir “es que ellos ya no son guatemaltecos” son nacidos acá en Estados Unidos, la pregunta es, ¿eso en qué cambia su esencia y raíces chapinas? tienen oportunidad de registrarlos en los consulados guatemaltecos y tampoco lo quieren hacer.
“Es que ellos son Americanos”, no lo necesitan y así se repite la historia, tenemos un país tan rico en cultura y estamos negándole a nuestros hijos el derecho de conocerla, de reconocerse ellos mismos, pues siempre serán sus rutas de regreso a donde por herencia de sus padres o abuelos pertenecen.
El idioma español perdido completamente y con la ironía de que sus padres no manejan el idioma o apenas lo entienden (sin generalizar) entonces algo está mal aquí, su primer idioma es el que se habla en el hogar, el inglés vendrá después cuando tenga la edad escolar y lo introduzcan a él.
No deje que lo bueno se pierda, háblele de Guatemala cuéntele historias de su niñez, sus costumbres, comidas, paisajes pintados de mil colores, transmítale su amor a nuestro país, no deje de ser chapín páselo a sus generaciones, háblele en español e impúlselo a qué no solo lo entienda sino también lo hable y practique.
Recuerde la educación y los buenos modales no se deben perder, les estamos haciendo un daño, nada gana usted con responder “es que él no saluda porque aquí así son los patojos”, pretextos señores, sea acá o en cualquier lugar los buenos modales serán inculcados por nosotros los padres, nuestro ejemplo y guía, cómo es eso que ya no hay respeto a los abuelos y personas mayores, ni los buenos días se ponen ya de moda, ¿qué estamos criando?
Cuánto daño les estamos haciendo, ¿se ha puesto usted como padre o madre a pensar en eso?, lo triste es que un día estarán solos en este país, sin cultura ni idioma imitando acentos de otros países, gracias a que tuvieron padres poco patriotas que no pudieron dejarles de herencia educación e historia de sus antepasados, alguien que no sabe de dónde viene fácilmente no sabrá a dónde va, perdido en diversidad de culturas de otros países que quisieran poder decir como cualquiera de nosotros, que tienen el lago más bello del mundo, que bailan a ritmo del son y las notas de la marimba, que nacieron en cuna Maya o tal vez que amanecen rodeados de los más espléndidos volcanes, así con la mejor gastronomía, con nuestra riqueza indígena, lenguas e inigualables colores de nuestros trajes típicos.
No sé usted, pero yo sí sé de dónde vengo, reconozco mi país como único y el idioma español lo inculco a mis generaciones venideras, porque sé que el día que yo falte ellos reconocerán los colores de mi bandera como propia y mi país como su país, no olvidarán el idioma español, ni las historias que les conté de aquel hermoso cielo azul; ahora queda en usted dejar su propia historia, sembrando esa semilla en los suyos, que un día no muy lejano, florecerá y dará frutos, usted habrá criado hombres y mujeres bilingües, con educación y buenos modales, listos para enfrentar la vida, orgullosos de poder representar dos banderas, una del país que un día los vio nacer y la otra que los hará por siempre recordar sus profundas raíces.