POR MARIO BARRIENTOS
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Las incongruencias estatales se siguen dando en un gobierno que está llegando a sus últimos días, las falacias y vanos argumentos dados en el discurso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dejan ver la demagogia que siempre ha utilizado el actual presidente de la república. Con las malas obras del libramiento de Chimaltenango, evidenciadas en su primer invierno, se puede notar que no se realizan buenos trabajos en la actualidad, y el mandatario no apto a la crítica, indica que es desprestigio en contra de su administración, cuando está a la vista de todos los malos trabajos.
Hay mucho que mejorar y mucho por hacer, pero se siguen centrando en trivialidades que no son prioridades para el pueblo de Guatemala, la inseguridad cada vez sigue incrementándose en todas partes de la ciudad y del país, el tema de migración no se ve con los debidos ojos, el desempleo no se ataca de la manera correcta, entre otras situaciones que se deben de trabajar.
Las necesidades de una población guatemalteca son olvidadas y relegadas a un tercer o cuarto plano, mientras el gobierno se centra en dejar el camino libre de todo obstáculo que lo critique.
Este gobierno pueda que no sea el peor de la historia (por muy poco) para Guatemala, pero si el que pudo ejercer un cambio notable en la administración, pero dejaron ir la oportunidad por seguir la misma línea de los gobernantes anteriores, será recordado por vender una imagen de nueva política, que al final era la misma política que siempre ha imperado en el país. No queda más que dar vuelta a la página para esperar y exigir al nuevo presidente electo, un gobierno que esté a la altura de las necesidades de la población guatemalteca.
Los ciudadanos deben y deberán involucrarse más en temas políticos, si es que quieren una mejora en el país, si es que desean dejar una mejor Guatemala a las futuras generaciones, hay que tomar acciones congruentes y precisas para que nuestro país retome el camino que nunca debió de perder. Hay mucho en qué trabajar en todos los ámbitos de Guatemala, desde sus mandatarios hasta sus pobladores, es un trabajo arduo y que no debe de claudicar, que cada uno debe de ejercer desde su espacio personal y tomar conciencia de sus acciones, verificando que las mismas sean las adecuadas para aportar su grano de arena a nuestra Guatemala.