Por Lic. José Antonio Guardado Martínez
[email protected]
Quiero comenzar citando el mandato divino que se encuentra registrado en la Palabra de Dios, según San Mateo 25:35-40 y que la versión o Nueva Biblia Latinoamericana dice: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber, fui extranjero, y me recibieron, estaba desnudo y me vistieron; en la cárcel, y vinieron a mí. Entonces los justos le respondieron, diciendo: “Señor, cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? Y cuándo te vimos como extranjero y te visitamos, o desnudo y te vestimos? Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a ti. El Rey les responderá: En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos míos, aún a los más pequeños, a mí lo hicieron”.
Como extranjero en un país ajeno al de donde se es originario se enfrenta a muchos problemas, pero el principal es llegar sin poder ver un horizonte claro. Ante ello viene la nostalgia, el desaliento y recriminación consigo mismo. Así como infinidad de situaciones que hay que enfrentar.
Y sería inalcanzable poder plasmar en un editorial, pero en esta ocasión quiero resaltar la Invaluable y loable Labor de una institución que quizá hace falta reconocer su trabajo, aunque sé que su personal no lo realiza pensando en ganar méritos terrenales. Pero cabe mencionar en estas líneas a la Pastoral de Movilidad Humana socia con la Oficina del Alto Comisionado de las naciones Unidas para refugiados – PMH-ACNUR de Guatemala y por qué no agradecer a su personalidades sin subestimar a todo ese equipo de hombres y mujeres que hacen agradable el paso como migrantes y Refugiados en Guatemala de la Asunción. Loor a Dios y al padre Juan Luis Carbajal; Secretario Ejecutivo, licenciadas Jennifer Chávez y Marina García que bien cumplen ese mandato divino que al inició he transcrito.
Como migrantes refugiados estamos en deuda ante dicha institución pero con la República de Guatemala al permitirnos mostrar que somos personas colaboradoras del desarrollo y progreso dentro de esta gran nación.
Dios bendiga el esfuerzo laboral que realizan a la fecha, desde dentro de la Iglesia Católica en Guatemala y en El Salvador desde la Iglesia Luterana. Honor a quien honor merece.