Por Margarita Girón
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En el municipio de Cantel, Quetzaltenango, una pequeña emprendedora ha llamado la atención de quienes visitan las ferias y stands en los que participa junto a su familia. Su nombre es Ana Esther y a sus 9 años, la visión de ser una emprendedora que ha visto como ejemplo a su padre, le ha dado la oportunidad de comercializar a nivel local carteras típicas fabricadas de forma artesanal en el taller de su padre.
Para conocer detalles de la pequeña emprendedora, La Hora Voz del migrante, conversó con Anita y con su padre, William Sacalxot; un migrante retornado que ha logrado salir adelante emprendiendo un negocio de calzado en Quetzaltenango.
William relató que Anita; como cariñosamente la llaman, siempre ha sido muy extrovertida y ha mostrado interés por las ventas, al ver a sus padres trabajar diariamente. “Ella es muy especial, me dice que quiere trabajar para ayudarme y le gusta vender sus productos. En realidad yo veo que ella tiene potencial para ser una gran emprendedora cuando crezca”, dijo el padre de Ana.
La visión de Anita fue comercializar carteras de dama hechas con diseños típicos de Guatemala. Con Q20 la pequeña decidió adquirir el material y con la ayuda de sus padres, fabricaron las bolsas en la fábrica de William. “Ella aún es pequeña para estar en la fábrica, únicamente le ayudamos a fabricar las carteras, el resto ha sido iniciativa de ella. Ella estudia y gracias a Dios no nos hace falta nada en casa, pero le surgió esa inquietud y no quiero que se desanime, sino motivarla”, acotó William.
Durante las ferias en las que ha participado Anita ha vendido entre Q80 y Q100; sin embargo, cuando la reportera le preguntó qué pensaba comprar con el dinero de sus ganancias dijo que quería ahorrarlo para fabricar más accesorios, “me gusta ayudar a mis papás y cuando sea mayor quiero ser empresaria”, destacó.
PADRE ORGULLOSO
En la red social Facebook, William se refiere a su hija, luego de un día de buenas ventas: “Está emocionada hoy Dios nuevamente la bendijo, pienso que a sus 9 añitos comienza a incursionar en el mundo del comercio, ya la imagino a sus 20 años. Dios regálame vida para contemplar tus bendiciones en la vida de cada una de mis hijas y evaluar si estoy siendo un buen ejemplo”, se lee en la publicación.
En 1998 William decidió viajar hacia Estados Unidos en búsqueda de un trabajo que le diera la oportunidad de hacerse de un capital para tener una vida mejor; sin embargo, luego de 11 años de permanencia en suelo estadounidense, fue sorprendido por las autoridades de migración y deportado en 2009. “Un día regresaba del trabajo cuando la patrulla me detuvo y me dijeron que debían deportarme, me sentí triste, pues mis objetivos no se habían logrado en ese momento”.
William aprendió a trabajar en la fabricación de calzado desde niño, lo que le dio la idea de iniciar un nuevo proyecto para salir adelante al regresar a Guatemala junto a su familia, “con lo que tenía decidí crear mi propio negocio porque no quería considerar como opción volver a los Estados Unidos”, acotó.
William dijo que es importante inculcar en los hijos el valor de la unidad familiar y el deseo de desarrollo en Guatemala y por eso desea que Anita cumpla sus sueños y sus anhelos porque “esa es la tarea principal de un padre”.