POR MARIELA CASTAÑÓN
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El Refugio de la Niñez reveló que las niñas, niños y adolescentes (NNA) guatemaltecos que migran a Estados Unidos regularmente abandonan antes sus comunidades de origen para movilizarse a la capital guatemalteca, por lo que enfrentan un doble proceso de migración.
Leonel Dubón, director de El Refugio de la Niñez, explicó que la información que han conocido refleja que muchos de los NNA que migran a Norteamérica no nacen en la capital sino que en el interior del país, por lo que con base en ello se determina un doble proceso de migración.
“Nosotros sacamos el dato de los doble procesos de migración, tomando en cuenta que en una segunda información, la mayor cantidad de casos que detectó la Patrulla Fronteriza en 2014, estaban en procesos de doble migración. No habían nacido en la ciudad capital, sino en el interior del país y se habían movilizado solos o con sus familias a la capital, después hicieron otro movimiento”, refiere Dubón.
La explicación de El Refugio coincide con la Encuesta de Hogares de Movilidad Humana sobre Vivienda de Niñez y Adolescencia Migrante no acompañada retornada, la cual fue implementada por el Organismo de Naciones Unidas para la Migración (OIM) en noviembre de 2015 y marzo de 2016, en El Salvador, Guatemala y Honduras.
Los datos destacan que la mayoría, de estas familias –de migrantes-, 76.8 vive en el área rural de Guatemala y tiene un promedio de 6.2 personas dentro del hogar.
Por otro lado, Dubón dice que las causas de una doble migración son la búsqueda de oportunidades, porque las familias y los niños no encuentran oportunidades en sus lugares de origen, debido a la pobreza y la ausencia de producción de las tierras; también por la unificación familiar y la violencia.
PRECARIEDAD EN LAS ZONAS RURALES
De acuerdo con la OIM, que hace referencia a información del Banco Mundial, los pisos de tierra son indicadores de pobreza y al habitar viviendas hechas con estos materiales, la niñez y adolescencia es vulnerable a enfermedades parasitarias o enfermedades como Chagas.
“Por otro lado, solo el 19.7 por ciento de las familias que viven en las zonas rurales tienen acceso a un inodoro conectado o alcantarillado. El 73.4 por ciento restante utiliza letrinas, inodoros o fosa séptica y otros. Esto plantea una situación de vulnerabilidad ligada al acceso de servicios que reciben las NNA migrantes, dado que este tipo de situaciones pueden contribuir a la transmisión de bacterias, virus y parásitos presentes en las excretas humanas a través de la contaminación de los recursos hídricos, el suelo y los alimentos. Este tipo de contaminación es una importante causa de enfermedades diarreicas”, dice.
La información detalla que la ausencia de letrinas puede representar problemas de seguridad especialmente para las niñas, adolescentes y mujeres que corren riesgo de sufrir acoso o abusos sexuales durante la noche en lugares apartados de su vivienda.
En tanto, en las zonas rurales, esta situación alcanza el 62.9 por ciento del total de las familias de la niñez y adolescencia migrante no acompañada retornada.
“Según la investigación, el 83.7 por ciento de las familias de la niñez migrante no acompañada retornada de Guatemala dice ser propietaria de su vivienda. Sin embargo, el porcentaje de tenencia o propiedad es menor cuando la jefa de hogar es una mujer”, explica.
LLAMADO
La OIM hizo un llamado a las familias, a la sociedad y al Estado guatemalteco para que garanticen los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes a gozar del más alto nivel de salud posible y de crecer en un entorno digno en el que se priorice su protección y se brinde lo necesario para que alcancen lo máximo de su potencial.
Por otro lado, Leonel Dubón, dice que se deben resolver los problemas estructurales del país, como la ausencia del Estado, que no tiene instituciones que brinden cobertura a nivel nacional a las familias.
“Los programas sociales, a través del Ministerio de Desarrollo Social, para los más vulnerables no están llegando. Los chicos no están teniendo oportunidades y creen que la ciudad capital es como un lugar de oportunidades, pero terminan en las calles en actividades ambulatorias, de vendedores, malabaristas, a la economía informal”, lamentó Dubón.