Por Grecia Ortíz
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Los guatemaltecos se caracterizan por ser creativos, trabajadores y emprendedores ante condiciones adversas, características que varios migrantes han llevado consigo a Estados Unidos.
Varios connacionales relataron a “La Hora Voz del Migrante” sus historias de superación y de emprendimiento, ya sea vendiendo artículos típicos de Guatemala, elaborando comidas tradicionales o dirigiendo pequeñas empresas, lo que demuestra el ingenio que han logrado llevar hasta el extranjero, con lo que también generan empleos.
EN VIRGINIA, BENJAMÍN JUÁREZ Y SU COMPAÑÍA DE JARDINERÍA
Benjamín Juárez, originario de Concepción, Chiquirichapa, Quetzaltenango, emigró a Estados Unidos hace 22 años y vive en Virginia junto a su esposa Florinda López y sus hijos.
Con la idea de empezar a trabajar por su cuenta y con la experiencia acumulada, decidió desde hace 12 años que era tiempo de empezar a trabajar por su cuenta.
Juárez dijo a La Hora Voz del Migrante que con ello ha logrado dar estudios y una oportunidad de superación a sus hijos. Su objetivo siempre fue lograr un cambio para sus hijos, “uno emigra a este país con el objetivo de encontrar un futuro mejor y no solo de nosotros sino de los demás”, señala.
Reconoce que con el paso de los años no ha contado con riquezas, pero lo que tiene lo ha tratado de compartir con su familia, además de trasladar la cultura guatemalteca a sus hijos.
Aunque estudió no pudo concluir el nivel diversificado, “mi sueño era ser un ingeniero o un arquitecto” recuerda. El hecho de no haber finalizado sus estudios no lo detuvo para trabajar en varias labores.
“El trabajo que yo encontré cuando vine fue la jardinería y un poco de albañilería, desde aquel entonces ya sabía usar el escalímetro, las medidas o sea lo que yo había aprendido en dibujo de construcción, me ubiqué en una compañía que hace la construcción de jardines y patios y de ahí había aprendido algunas cosas en Guatemala”, indicó.
Debido a que ya tenía noción de lo que hacía, para Juárez no resultó tan complicado aprender algunas de las tareas que le eran asignadas.
Sigo en esos trabajos ahora, pero ahora tengo mi pequeña compañía y trabajo por mi cuenta, entonces no lo hago para alguien más, la formé, no es muy grande pero ahí voy, señaló. Su pequeña compañía la tiene desde hace unos 10 años y está relacionada a la jardinería.
Según indicó, el inicio fue complicado ante la falta de conocimiento del inglés, tras lo cual tomó algunos cursos y aprendió lo básico. En el camino encontró varios obstáculos, entre estos el cambio de cultura porque es muy diferente a como se vive en Guatemala.
Juárez también ha tenido la oportunidad de que sus hijos lo ayuden en lo que hace, porque también han buscado involucrarse. “Cuando tienen tiempo me ayudan, es apoyo mutuo incluso hasta los más pequeños”. Aunque su tiempo es limitado, Juárez ayuda a fomentar la cultura guatemalteca.
JULIO NÁJERA Y SU TALLER AUTOMOTRIZ
Julio Nájera, originario de Agua Blanca, Jutiapa y residente en Reno Nevada, expresó que cuando estuvo en el país estudió mecánica en el Instituto Emiliani, y al llegar a Estados Unidos puso en práctica lo aprendido al trabajar para un conocido, pero con el tiempo decidió empezar a trabajar por su cuenta y abrir su negocio propio.
“Cuando me vine de Guatemala trabajé con él –un conocido–, de mecánica, pero con el tiempo me fui preparando para abrir mi propio negocio”, cuenta.
Aunque existen ventajas al no ser dependiente de una empresa, Nájera comentó que se debe ser cuidadoso porque se deben cumplir todos los requisitos, “lo más importante es saber qué se está haciendo y seguir los pasos que cada estado pide para abrir su propio negocio”.
A decir del jutiapaneco, una de las mejores decisiones que se pueden tomar es buscar abrir su propio negocio.
Según su experiencia, la mayoría de guatemaltecos a los que conoce son emprendedores y eso los caracteriza “capitalinos, departamentales todos están trabajando y yo lo que miro es que no somos maleantes, yo le calculo que todos somos trabajadores”.
El consejo del entrevistado es que uno debe estar en donde se sienta cómodo, además cree que el apoyo de su familia es clave cuando se quiere lograr un objetivo.
LOS TRAJES TÍPICOS DE FÉLIX PÉREZ Y MARTINA LÓPEZ EN OAKLAND, CALIFORNIA
Originario de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, Félix Pérez inició un negocio junto a su esposa Martina López de Pérez, en el que ofrecen trajes típicos y telas de la región, conocido como “Trajes Típicos de Guatemala o de Todos Santos”.
Una de las razones por las que iniciaron con el negocio se basó en la concentración de la comunidad Maya-Mam guatemalteca en Oakland, California, quienes son sus clientes más usuales.
“Nosotros empezamos trayendo unos cuantos trajes y luego empezaron a encargarnos y a pedir, y así fuimos creciendo. Los mismos clientes empezaron a pedirnos, gustos, modelos, trajes, al gusto del cliente y yo tengo contactos de familias de migrantes de Guatemala”, expresó.
Pérez indicó que además de generar un ingreso extra para su familia también se da trabajo a familias de guatemaltecas porque son elaborados de forma manual. “Ellas lo fabrican, nosotros las compramos y vendemos aquí y así estamos, incluso nos dan a consignación cuando no tenemos mucho dinero”, indicó.
Para el entrevistado esa es otra de las satisfacciones porque logran llevar ayuda a lugares de Guatemala donde no hay trabajos.
Para que sus clientes puedan solicitar uno de los trajes o telas tiene disponible un catálogo en donde seleccionan lo que desean y así se hace el pedido. Debido a la gran cantidad de guatemaltecos en el lugar, Pérez comentó que otros negocios han surgido, pero eso no les preocupa. “Nosotros tenemos nuestros clientes y controlamos nuestra calidad, puntualidad, responsabilidad y lo primero es que quedamos con nuestros clientes”, refiere.
Todo lo que hace no sería posible sin el apoyo de su esposa Martina López de Pérez, ya que ella se encarga de hacer todas las gestiones y es la cofundadora del negocio. Mientras él apoya con recursos económicos para comprar lo que se vaya necesitando “ella es quien lleva el control de calidad, la que revisa y que habla con los clientes”, indica.
Hasta hoy, la pareja lleva cinco años de tener el negocio. El mismo se ubica en su vivienda y cuenta con artículos como güipiles, cortes, camisas, pantalones, morrales, fajas, zapatos de cuero, sombreros, manteles, trajes a la moda, rebozos e incluso medicina de Guatemala.
Pérez tiene once años de vivir en Estados Unidos, y su esposa seis. “Siempre hemos sido de negocios, en Todos Santos fuimos comerciantes y aquí dijimos ‘abramos esta tienda’, creo que tiene que ver la honorabilidad y el prestigio”, cuenta.
El mensaje de Pérez para los connacionales es que aprovechen las oportunidades y que en la vida no hay que dejarlas dormidas, “hay que seguir buscando oportunidades, los negocios no están lejos, no hay que desanimarse, siempre la competencia existe, pero la amabilidad de uno es lo que hace que los clientes los busquen”.
Tanto Pérez como su esposa trabajan como intérpretes de los idiomas, mam, español e inglés. Él trabaja para la Corte Suprema de Oakland y ella para un bufete de abogados. Antes el entrevistado trabajó en el sector de construcción que, según comenta, es uno de los más duros por los riesgos a los que se enfrentan.
MARIO MARTÍNEZ: DE ZAPATERO A UNA EMPRESA DE ENVÍOS DE ENCOMIENDAS
Caracterizado por ser emprendedor y con la idea de sobresalir, Mario Martínez, migrante residente en Maryland, es conocido por su negocio de envíos de Guatemala y Estados Unidos, que empezó desde hace unos cinco o siete años, con amistades que cuando viajaba le pedían que llevara encomiendas y después le pagaban.
El tener este tipo de trabajo ha motivado al entrevistado a ayudar a personas que lo necesitan.
“La verdad me vine en 1990 y siempre mi sueño fue venir a este país a hacer un capital y regresarme a mí país, porque a pesar de que ya tengo veintitantos años de estar acá no veo este país como que fuera mío al cien por ciento y siempre fue deseo tener mi propio negocio”, destacó.
Martínez es originario de Santa Catarina Mita en Jutiapa, donde uno de los oficios tradicionales es el de zapatero, por lo que al migrar ese fue su primer empleo en California.
“Ha sido un poco difícil porque prácticamente empecé con amigos, amistades y muchas veces ganarse la confianza entre amigos de los amigos es muy difícil, pero cada vez tratando de dar mejor servicio ha ido creciendo y cada vez siento que van mejor las cosas”, indicó.
Señala que su familia ha sido vital porque le ayudan a llevar algunos de los paquetes de mensajería. Recordó que al salir de su pueblo tenía muchos sueños, incluso tenía la idea de volver a regresar y aunque lo hizo y probó suerte no logró quedarse y nuevamente regresó a Estados Unidos.
Me di cuenta que es fácil iniciar un negocio y que simplemente cuando uno tiene un sueño hay que luchar por él, aunque el idioma fue un reto, lo fue aún más el convivir con diferentes clases de personas de otros países, indicó.
EL RESTAURANTE “LUNA DE XELAJÚ” Y LUIS ANTONIO MEJÍA EN QUEENS
El barrio de Queens es el testigo de la historia de lucha y emprendimiento de Luis Antonio Mejía, guatemalteco originario de Escuintla y ahora residente del condado de Queens, Nueva York. Mejía, quien dejó Guatemala en 1982, es el propietario del restaurante guatemalteco “Luna de Xelajú”.
Las bases del éxito las forjó en su primer trabajo, que era de lavaplatos y haciendo limpieza, Posteriormente tuvo otros trabajos y finalmente decidió abrirse espacio por su propia cuenta con un predio de carros que también distribuía algunos vehículos a Guatemala.
“Yo vine con la idea de superarme, de sacar mi familia adelante, en esa época la familia eran mis hermanos y yo quería que ellos tuvieran un diferente nivel de vida y esa era la intención, pero a medida que estaba trabajando estaba ahorrando mi dinero y siempre tenía aquello de superarme”, cuenta.
Mejía recordó que aunque tenía dinero ahorrado, en ningún momento pensó en dejar de seguir trabajando y fue ahí que surgió la idea por sugerencia de un amigo de un “Push Car”, en donde vendía comida.
“Inventé en el camioncito que me habían rentado, puse un grill y empecé a vender carne asada con unos panes con mayonesa. A mí me ha ido bien pero siempre me la he buscado, para mí, cuando yo no me gano el día no me siento bien”, dice.
El migrante guatemalteco, también trabajó una temporada en donde tuvo a su cargo, a empleados que hacían labores varias para que las personas que lo requerían, entre los que figuraban tareas de mantenimiento.
Ahora lleva 14 años de tener el restaurante “Luna de Xelajú”, en donde personas de todas las nacionalidades y no solo guatemaltecas encuentran platillos como: atol de elote, tamales y pepián.
“Tenemos toda la comida típica de Guatemala, la centroamericana, la anglosajona, pero el restaurante es reconocido como guatemalteco, si usted quiere un tamalito de chipilín o un chuchito, arroz en leche, chiles rellenos, lo que usted quiera lo encuentra. Si usted no encuentra un plato tradicional, usted come gratis por un año”, expresó.
La ventaja de su restaurante en comparación a otros negocios es que concentra todas las comidas de Guatemala y eso lo convierte en uno de los más visitados en Queens. Mejía cuenta que todo lo que ha logrado no sería posible sin la ayuda de su esposa Zulma Yadira Ortiz, quien desde hace 12 años está siempre para ayudarlo.
“Mi esposa es mi mano derecha y en estos últimos tiempos también para mí no ha sido fácil, he tenido problemas de salud, tengo diabetes y usted sabe que es difícil, tuve una operación de corazón abierto” indicó. El entrevistado destacó que su empresa también tiene carácter social.
EL NEGOCIO DE TRANSPORTES DE LA FAMILIA HALLIDAY REY
Ana Beatriz Rey de Halliday vive en Estados Unidos desde hace 30 años y desde hace unos años en Miami, Florida. Junto a su esposo Douglas Halliday dirige un negocio de transportes que han ido ampliando poco a poco.
La empresa les ha permitido generar empleos, entre ellos para pilotos que son centroamericanos, dos de ellos de El Salvador y uno de Guatemala.
“También creo que sentimos más solidaridad y de parte de la gente de uno, tuvimos experiencias con personas de otras partes, pero nos quedamos con nuestra gente”, dijo Rey de Halliday.
Cuenta que desde hace tres años se dedicó más a la empresa que fundaron y abandonó el empleo que tenía “hay veces que si siento el rechazo de la gente, de los hombres, porque está uno en más negocios que son de hombres”, indica.
El consejo de la guatemalteca para los migrantes es que no se detengan ante nada y luchen por salir adelante con trabajo duro.
“El trabajo que yo encontré cuando vine fue la jardinería y un poco de albañilería, desde aquel entonces ya sabía usar el escalímetro, las medidas o sea lo que yo había aprendido en dibujo de construcción, me ubiqué en una compañía que hace la construcción de jardines y patios y de ahí había aprendido algunas cosas en Guatemala”.
BENJAMÍN JUÁREZ“Cuando me vine de Guatemala trabajé con él –un conocido-, de mecánica, pero con el tiempo me fui preparando para abrir mi propio negocio”.
JULIO NÁJERA“Nosotros empezamos trayendo unos cuantos trajes y luego empezaron a encargarnos y a pedir y así fuimos creciendo. Los mismos clientes empezaron a pedirnos, gustos, modelos, trajes, al gusto del cliente y yo tengo contactos de familias de migrantes de Guatemala”.
FÉLIX PÉREZ“Ha sido un poco difícil porque prácticamente empecé con amigos, amistades y muchas veces ganarse la confianza entre amigos de los amigos es muy difícil, pero cada vez tratando de dar mejor servicio ha ido creciendo y cada vez siento que van mejor las cosas”.
MARIO MARTÍNEZ“Yo vine con la idea de superarme, de sacar mi familia adelante, en esa época la familia eran mis hermanos y yo quería que ellos tuvieran un diferente nivel de vida y esa era la intención, pero a medida que estaba trabajando estaba ahorrando mi dinero y siempre tenía aquello de superarme”.
LUIS ANTONIO MEJÍA“También creo que sentimos más solidaridad y de parte de la gente de uno, tuvimos experiencias con personas de otras partes, pero nos quedamos con nuestra gente”.
ANA BEATRIZ REY DE HALLIDAY