Por Guillermo Castillo
[email protected]
Todos hablan del migrante, pero para ningún sector somos interlocutores válidos. El sector de remesadoras habla de rentabilidad por costo de envío y diferencial cambiario, el bancario habla de la rentabilidad de compra y venta de divisas. El sector asegurador habla de rentabilidad anual después de cubrir repatriaciones. El sector construcción habla de rentabilidad por venta de material para construcción de vivienda.
El sector de telefonía habla de rentabilidad por minutos, gigas y celulares. El sector cooperativista habla de rentabilidad de capital. El sector humanitario habla rentabilidad de donaciones de migrantes. El organismo Ejecutivo, Legislativo de Guatemala y CONAMIGUA (Consejo de atención al migrante) habla tajada del presupuesto. El sector privado organizado habla del Producto Interno Bruto que genera el migrante.
El sector de centros de detención habla de rentabilidad por camas ocupadas y detenidos. El sector de fianzas habla de rentabilidad de fianzas y detenciones. El sector bilateral habla de millones de dólares con la excusa de reducir migración. El sector académico habla de tanques de pensamiento sin invitar al migrante. El familiar de migrante habla de que espera su dinero a fin del mes. Si seguimos, la lista es interminable.
El migrante como interlocutor válido no significa que quiera presupuesto de Estado, ni que el sector privado le regale dinero, ni que quiera presupuesto del Plan Alianza para la Prosperidad o PRONACOM ni USAID.
Lo que significa ser interlocutor válido es tener voz en los Programas Operativos Anuales (POAs) del Estado, tener voz en las cámaras empresariales, tener voz ante la cooperación internacional, tener voz en la agenda bilateral pero sobre todo tener voz propia de lo que necesita. El migrante busca contribuir a reducir la migración. Todos quieren dinero del migrante pero nadie le da una silla con voz al migrante.
Los migrantes somos activos contables que no solo tenemos dolaritos (US$) sino también capacidad intelectual en la agenda bilateral y que conocemos como resolver las dinámicas de migración, aquí y allá, sin andar perdiendo el tiempo. Un doctor debe preguntarle al paciente que síntomas tiene, de lo contrario le dará medicina para diabetes y al rato solo tiene catarro.
Por lo anterior, las Diásporas Guatemaltecas deben ser interlocutores válidos reconocidos por SEGEPLAN, Embajada de Estados Unidos en Guatemala, USAID, CARSI, PRONACOM, sector privado, academia y otros actores del ámbito político.