Pbro. Mauro Verzeletti, C.S.
Director de las Casas del Migrante, Guatemala y El Salvador
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El año 2018 no es un fin de las caravanas de migrantes, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que el modelo de mercado neoliberal ya había resuelto todos los problemas de los pobres, y que vivían contentos de que todo estaba resuelto en la más perfecta seguridad, se equivocaron. El mensaje es este, las caravanas en masas jamás descansarán mientras tengamos un sistema de mercado asesino de vidas, acaparador y destruidor de sueños. No habrá ni descanso ni tranquilidad en los países del norte desarrollados, hasta el día que se garantice el derecho a la ciudadanía plena universal.
Las caravanas de los migrantes serán verdaderos remolinos, donde la rebelión continuará sacudiendo los cimientos de la globalización del sistema de mercado perverso, hasta que surja el esplendoroso horizonte de la justicia sin frontera. Pero hay algo que debo decir a los gobernantes del mundo, que aguarden el cálido umbral que las masas de migrantes, que desde las calles se conducen al palacio de la justicia, destronando a los poderosos de su egoísmo. No quedará piedra sobre piedra en el mundo de los tiranos imperialistas fabricantes de la violencia y del hambre. Los gobernantes deben de evitar cometer actos injustos en contra del derecho a migrar, para que los migrantes puedan obtener el lugar que por derecho les corresponde en las naciones del mundo. Gobiernos de los países desarrollados y empresarios capitalistas, no busquen satisfacer su ego bebiendo de la copa de la indiferencia, de la amargura y del odio.
La caravana de los migrantes se ha conducido por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. Protestan los migrantes de todas las edades creativamente diciendo al mundo que son víctimas de un sistema de mercado violento. La fuerza del alma del migrante está glorificada por la ternura del Dios creador. La maravillosa nueva militancia de los miles y miles de migrantes en caravana que se ha volcado en las calle, debe conducirnos astutamente de cuidarnos de autoridades antiinmigrante, xenofóbica y racista, porque muchos de los tomadores de decisiones, como lo evidencia la presencia militar en las fronteras, tienen que comprender que el destino de cada peregrino de la esperanza está demandando que los derechos humanos sean universales e iguales para todos, sin distinción de cultura, credo, raza y religión. Los derechos humanos caminar con los migrantes. Hoy, los migrantes y refugiados en caravanas son la promesa de nuevos sueños en el horizonte. Los Pactos Globales tienen que asegurar una nueva ruta para garantizar el derecho a migrar. Ya no podemos volver atrás, palabra de orden, ¡queremos salvar la vida de nuestros hijos!