Por G. Ortíz y D. Gámez
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Con la convicción de salir adelante y con el deseo de superarse, Melvin Lorenzo, hijo de migrantes guatemaltecos, ha logrado vencer todo tipo de obstáculos, entre ellos una enfermedad complicada, de la que ha logrado sobreponerse con esfuerzo y fe, de la mano de su madre y amigos. Ahora busca estudiar para ayudar a curar a otros.
Lorenzo es hijo de migrantes originarios de Huehuetenango, pero nació en Los Ángeles California. El guatemalteco creció junto a otros cinco hermanos, por lo que la economía familiar era limitada, aunque eso no impidió que estudiaran.
Pese a vivir alejados, Guatemala y su cultura estuvieron presentes en la vida de los jóvenes, pues su mamá y papá siempre buscaron que aprendieran el idioma maya. “Creo que la cultura guatemalteca siempre estuvo presente en nuestra casa”, asegura Lorenzo.
Una de las motivaciones para Lorenzo, siempre han sido su mamá y papá quienes lo han incentivado a seguir adelante.
“Mis papás trabajan muy duro y nos dieron la oportunidad de perseguir nuestros sueños y lo que nos gustaba hacer, para que pudiéramos tener un buen trabajo, porque no teníamos tanto dinero”, añadió.
Además dijo sentirse orgulloso de ser guatemalteco, porque todos los migrantes que conoce trabajan duro y son honrados.
Mientras se encontraba estudiando, Lorenzo fue diagnosticado con Leucemia, por lo que los médicos le recomendaron que no continuara con sus estudios, para que cuidara su salud y pudiera recibir su tratamiento.
“Fue difícil porque estaba estudiando ingeniería, y yo quise continuar mi escuela, quise continuar mis estudios. Cuando me dijeron ese diagnóstico tuve mucho miedo y no sabía qué hacer porque estaba a casi 500 millas de mi familia, porque fui a la escuela en Sacramento”, indicó.
En ese tiempo el guatemalteco se enfrentó a varias incertidumbres, pues no sabía qué sería de su futuro con esa enfermedad.
“Gracias a Dios mi mamá me ayudó mucho, ella se fue conmigo, me cuidaba mientras que me daban la quimioterapia. Fue muy duro porque muchas de las medicinas eran fuertes. Uno no se siente bien y cansado, muchas veces no puedes comer porque estas vomitando, yo me sentía mal”, dijo.
Aunque la tristeza lo invadió, Lorenzo aseguró que todo lo que le sucedía lo motivaba a luchar y sobreponerse, contra todo pronóstico.
El guatemalteco señala que esos momentos duros logró superarlos con el apoyo de su mamá que siempre estuvo a su lado, rezando juntos.
“Al ver a mi mamá que no se vencía en un momento creo que cambió cómo yo vi mi enfermedad. Cambió porque yo ya no estaba tan triste, estaba con toda la disposición de vencer este cáncer. Rezaba junto a ella y tenía todo el apoyo de toda mi familia en Estados Unidos”, destacó.
QUIERE APORTAR EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER
Su intención siempre ha sido aportar a la medicina, principalmente en tratamientos para el cáncer, porque en su experiencia pudo conocer a varias personas que la padecían.
“Lo estudios de medicina siempre me interesaron, siempre quise hacer algo. Mientras me estaban dando quimioterapias yo conocí muchos muchachos y muchachas, que también tenían leucemia y diferentes tipos de cáncer, eran muy jóvenes. Ahora me estoy dedicando al estudio del cáncer, de medicina, en diferentes modos para batallar esto”, añadió.
Así mismo, destacó que le preocupa que no toda la medicina esté al alcance de las personas por su costo.
Su mensaje a quienes pasan por un momento difícil es para que nunca se den por vencidos y sigan adelante, que entiendan que todo es difícil, pero con esfuerzo se puede lograr superar las pruebas más duras.
Actualmente Melvin estudia para obtener su título en ingeniería biométrica, vive en Virginia y fue aceptado para estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de Harvard.
En tanto, Ofelia Ramírez, procedente del municipio de Santa Eulalia en Huehuetenango, aseveró que nunca perdió la fe en Dios ante la adversidad: “Yo nunca perdí la fe, sabía que Dios iba a sanar a mi hijo. La fe mueve montañas”.
“Mis papás trabajan muy duro y nos dieron la oportunidad de perseguir nuestros sueños y lo que nos gustaba hacer, para que pudiéramos tener un buen trabajo, porque no teníamos tanto dinero”.
“Fue difícil porque estaba estudiando ingeniería, y yo quise continuar mi escuela, quise continuar mis estudios. Cuando me dijeron ese diagnóstico tuve mucho miedo y no sabía qué hacer porque estaba a casi 500 millas de mi familia, porque fui a la escuela en Sacramento”.
MELVIN LORENZO