Por Guillermo Castillo
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Con el debido respeto, los norteamericanos no le deben nada al Presidente de Guatemala Jimmy Morales por haber movido la Embajada de Guatemala a Jerusalén. Es ilógico afectar la seguridad interna de los Estados Unidos para arrodillarse a un Presidente de Guatemala controlado por narcos.
En Guatemala, entre 2016 y 2018, hubo 98,125 unidades familiares y 56,067 niños no acompañados que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos (Fuente CBP Sector FY2018). A su vez se incautó 49.8 toneladas de cocaína (fuente: Embajada de Guatemala en Washington) de las más de 3 mil toneladas de cocaína que pasa por el país (1 mil toneladas por año, Fuente INCSR 2018), es decir solamente 1.6% de incautación en tres años y 98.4% de trasiego impune.
En el caso del Senador Rand Paul, de Kentucky, detesta a los migrantes, pero apoya a que el Presidente de Guatemala y su industria militar incremente la exportación de migrantes, la expulsión de la CICIG y el debilitamiento del Estado de Derecho en Guatemala a cambio de migajas del 1.6% de incautación, ¿En realidad el Senador de Kentucky vela por la seguridad interna de Estados Unidos? ¿Absurdo, no? Bien dicen, el que no ayuda, que no estorbe. El camino debe ser la H.R. 1625 Sec. 7045, “Estrategia de Estados Unidos para Centro América”.
Para el gobierno de Guatemala, el narco es un “tema de seguridad nacional”, dinero y control social donde es mejor tener a los cárteles compitiendo entre ellos para mantener domado y suprimido al pueblo. Por el otro lado a los norteamericanos solo les conviene una relación con sociedad civil cuando representa una fuerza o hay dictadores, pues las nuevas democracias no han funcionado.
En las elecciones de Guatemala en 2019 todos sabemos que los narcos están financiando candidatos a alcaldes, diputados y presidenciables para asegurar las rutas de trasiego de drogas hacia los Estados Unidos. La fiscalización de partidos políticos y su financiamiento ilícito (narcotráfico, crimen organizado, corrupción) es inexistente. El Tribunal Supremo Electoral de Guatemala (TSE) no tiene ni garra ni colmillo. En el TSE son como abuelitos de 90 años queriendo decirles a jóvenes de 18 años con armas que se porten bien. Estamos ante la puerta de un narco-Estado.
Se pensaría que las autoridades como el Senador Paul serían los primeros interesados en velar por los problemas de salud de los norteamericanos derivado del consumo de drogas, pero no es así, más bien apoyan al presidente Jimmy, peón de narcos. La guerra contra las drogas no es un problema de los guatemaltecos, es un problema de los norteamericanos. Lo que sí es un problema para los guatemaltecos es la corrupción e impunidad que generan los narcos. Dejémonos de ir por las ramas. Si los Estados Unidos tomara en serio la seguridad interna de su país tendríamos que comprometernos en los intereses: 1. Incautación de drogas; 2. Lucha contra la corrupción e impunidad; y, 3. Migración.
El presidente Jimmy Morales solo se burla en la cara del gobierno del presidente Trump. Mientras Estados Unidos lidie con la educación, salud y seguridad a los migrantes, que les importa a los corruptos políticos guatemaltecos y a los corruptores del sector privado CACIF y FUNDESA. Ninguno de ellos pagarán los gastos de migrantes en Kentucky al Senador Paul, ¿o sí? ¡Ah!, pero el Senador Paul es un bonachón que sí los apoya ¿será, o se hace?
Debemos estar claros que las remesas familiares se estratifican y se usan para lavar dinero del narco y corrupción usando registros fuera de los libros contables con la protección de la Superintendencia de Bancos de Guatemala. Esto último lo afirmo, con evidencia y prueba que puede ser sostenido en cualquier Corte en Estados Unidos o Guatemala.