Pbro. Mauro Verzeletti, cs
Director de la Casa del Migrante Guatemala y El Salvador
Los flujos migratorios históricos han sido factores de innovación trascendentales en la humanidad, dando origen a sucesivas olas de transformación encaminadas estratégicamente en el desarrollo de las naciones. Con la pandemia COVID-19, los migrantes arriesgaron sus vidas dando continuidad a su mano de obra para garantizar la economía en tiempos de crisis. Afortunadamente, fueron los trabajadores migrantes y sus familiares que, en doble vía sostuvieron los embates de la tragedia económica tanto en los países de destino como en los de origen, pues incansablemente siguieron trabajando a pesar de los riesgos sanitarios.
Las políticas migratorias deben de garantizar la gobernabilidad de las migraciones en un contexto de crisis económica. En la coyuntura actual, los Estados tienen mayores facilidades para dar respuestas y hacer los cambios estructurales requeridos, para que los derechos humanos fundamentales sean protegidos de forma íntegra. Es importante hacer hincapié de que el fenómeno migratorio requiere un tratamiento diferenciado a partir de una estrategia de apertura y de comprensión de los nuevos comportamientos migratorios que emanan del sistema de globalización.
Las respuestas demandan cambios radicales en la actualidad, pues requieren un salto cualitativo más allá de las fronteras geopolíticas, que incorporen a migrantes y refugiados en los procesos democráticos para la construcción de una ciudadanía universal a partir de los nuevos signos y tiempos, ya que la universalidad de las migraciones promueve la integración, unidad y paz entre las naciones.
Las migraciones deben ser contextualizadas en el horizonte del ideal de esperanza de los peregrinos de la historia. Desde la realidad más profunda de las migraciones emergen varias situaciones sociales como la violencia, pobreza y huidas masivas de las poblaciones. La estrategia que han impulsado las Casas del Migrante de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos hacia las nuevas dinámicas históricas en el mundo de las migraciones, ha sido el involucrarse de cuerpo y alma en la realidad socio económica y política compleja, teniendo como valor agregado la lucha por la transformación de las realidades injustas, que hoy en día golpean a millones de migrantes y refugiados, siendo una auténtica plusvalía que marcará la historia.
Las constantes y complejas dinámicas migratorias desafían a legislaciones xenofóbicas y racistas, y tienen como finalidad forjar la actualización y vivencia de los procesos históricos, a través de acciones estratégicas y específicas para responder a los flujos mixtos migratorios actuales. Los cambios de paradigmas ayudan al involucramiento hasta las últimas consecuencias, para defender la dignidad y los derechos de los más débiles. Muchas veces, las personas son forzadas a tomar el camino de la movilidad, y definitivamente los eventos humanos y situaciones dramáticas necesitan de respuestas específicas desde la solidaridad internacional sin fronteras.
La evolución histórica de concretar algo junto a los migrantes y refugiados en Centro América, se puede comparar a una escalera con varios peldaños. Cada evento y cada persona constituyen los escalones que contribuyen de forma más o menos evidente a procesos de desarrollo de políticas migratorias que deberían de estar inspiradas en el derecho humanitario internacional. Sin embargo, hay situaciones y personas que al igual que los pisos de las escaleras, no sólo marcan el fin de una parte de ella y el inicio de otra, sino que constituyen una revolución; cambian la dirección de los escalones para aportar en la construcción de una reflexión epistemológica de los nuevos movimientos y rostros de migrantes y refugiados que emergen y demandan una nueva modalidad en el accionar, principalmente cuando hablamos de un mundo globalizado, marcado por la tecnología de mutación en donde los más pobres tienen que sufrir las consecuencias de un sistema de segregación social.
Es muy importante señalar que los hechos marcan revoluciones decisivas, donde la fidelidad a la historia es orientar los pasos para la toma de decisiones, donde se facilite la construcción de puentes de unidad entre el pasado, presente y el futuro utópico; pues las decisiones tomadas no pueden brindar soluciones artificiales o forzadas, sino que el desarrollo y madurez del conocimiento de las situaciones sociales tienen que hacer transformaciones en la fronteras misioneras; desde la praxis liberadora del Evangelio de Jesucristo.