Por Evelyn Leiva
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Guatemala está experimentando un proceso de cambio, necesario para establecer valores. Ciertamente, tal como lo expresara el presidente Jimmy Morales en su entrevista con el periodista Jorge Ramos “la corrupción en Guatemala es algo normal”, y es así porque la corrupción no es solamente lo que se ve en el ámbito político, sino que es algo que se “mama” en nuestros hogares, no en todos por supuesto, pero en la gran mayoría responde a la falta de conocimiento de lo bueno y lo malo, porque se maneja una doble moral, no nos gusta sujetarnos a todas y cada una de las reglas y leyes establecidas, vivimos una justicia a la carta, tomando solo lo que nos conviene, por ejemplo: si nos encontramos manejando sin licencia, sabemos que podemos con una “mordida” quitarnos la multa de tránsito, buscamos como no hacer la fila y saltarnos todos los procesos previos, además, la gran mayoría de puestos con el gobierno no se consiguen por nuestras capacidades, sino por nuestros `conectes` porque es poco probable construir una carrera administrativa dentro del gobierno, la gran mayoría se van cuando hay cambio de gobierno, o cuando el favor político se acaba; así ha sido y así es.
Nos es casi imposible creer que se puede hacer de otra forma. Sin embargo, como migrantes cuando llegamos a Estados Unidos, el panorama es completamente distinto, y es allí, en ese momento en donde movidos por el miedo a que nos distingan rápidamente como los recién llegados, tratamos de acoplarnos al sistema, y con el tiempo sabemos que la basura no se tira en otro lugar que no sea un basurero, que debemos respetar las señales de tránsito, que los impuestos se deben pagar, que si no queremos perder nuestra licencia de conducir entonces debemos de conducir sobrios, y así poco a poco comprendemos que esas pequeñas cosas son las que hacen a este país, grande. Así que, desde nuestra perspectiva migrante, sabemos que todo cambio encaminado a terminar con todo tipo de corrupción de donde sea que venga, será bueno para nuestro país.
Por supuesto este cambio no llegará de la noche a la mañana, sabemos que existirá un proceso y como sabemos, todo cambio, incomoda y produce un sentimiento de inestabilidad, dolerá sí, pero en su momento dará frutos, pero eso sí, si todos nos disponemos a hacer el cambio. Guatemala no es solo el Presidente, Guatemala somos todos, así que, si no queremos seguir cobrando con nuestros propios actos de corrupción, la vida de nuestros niños, debemos decidir por el cambio dentro de nosotros. Entendiendo que el más mínimo acto de incumplimiento generará injusticia en los juzgados, falta de medicamentos en nuestros hospitales, violencia provocada por la falta de educación y de trabajo.
No podemos seguir dándonos el lujo de tomar partidos ni a favor ni en contra de personas, nuestra lucha cada día debe ir dirigida a la justicia, a velar porque cada acto dentro de nosotros sea conforme a lo verdadero y lo correcto. Este es el tiempo de evaluarnos internamente, y de decidir por una Guatemala próspera como la que todos soñamos. Los valores señores se aprenden en casa, así que queridas madres y padres de Guatemala, es nuestra responsabilidad velar porque nuestros hijos crezcan con valores. Educación sin valores, no es funcional, hace falta más que eso.