Pbro. Mauro Verzeletti, C.S.
Director de la Casa del Migrante en Guatemala y El Salvador
Con ocasión del Día del Migrante, EL PRIMER DOMINGO DE SEPTIEMBRE, el Papa Francisco nos motiva a fortalecer la Pastoral de los Migrantes y refugiados. Él hace un llamado a la unidad como Iglesia, y que trabajemos con personas forzadas a abandonar su hogar, hacia un futuro incierto, en cuatro dimensiones. 1. Acoger: Aumento de rutas seguras y legales; así evitaríamos la expulsión/deportación colectiva de migrantes. El principio de no devolución debe respetarse siempre, nunca deben ser devueltos a un país que se considera inseguro. 2. Proteger: defensa de los Derechos y Dignidad; la Iglesia hace un llamado urgente a implementar políticas migratorias que respeten la dignidad y los derechos humanos de los migrantes. 3. Promover: Fomento del desarrollo humano integral; la Iglesia urge a los Estados la necesidad de promover políticas de desarrollo humano integral. 4. Integrar: Participación de migrantes en las comunidades locales; la bienvenida de los migrantes y solicitantes de asilo, con leyes y políticas humanas justas.
El Papa Francisco pide que se facilite una serie de proyectos y actividades, especialmente en los países expulsores, de tránsito y de llegada de los migrantes. La construcción de la justicia y solidaridad tiene que tener la primacía de la ética en los países de origen en la implementación de programas y políticas públicas de desarrollo integral, para evitar la migración forzada. De hecho, una gran mayoría de migrantes, refugiados y desplazados, están huyendo de la pobreza, violencia y de la guerra. Por eso, migrar es un derecho, para garantizar la ciudadanía digna.
El “credo histórico” del pueblo de Israel, en sus dos versiones: una más antigua en Ex 3, 7-10; y la otra más elaborada en Dt 26, 5-10. Los dos textos bíblicos combinados y las palabras del Papa, Dios actúa en la historia: “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos y he bajado a liberarlos…, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel”.
Los libros del Éxodo y Deuteronomio se concentran en el análisis del fenómeno, en cuanto al desplazamiento masivo: ver, oír y conocer. El Pontífice llama a la praxis: descender, acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados. Un llamado a profundizar las causas, consecuencias e implicaciones del fenómeno (esclavitud y/o migración), es preciso descender en el campo, para pasar de programas e implementar la pastoral del migrante integral.