Por Grecia Ortíz
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Eva Hernández es una migrante guatemalteca, originaria de Nueva Concepción Escuintla, residente en Los Ángeles California. Desde hace varios años su vida ha estado vinculada al apoyo de las personas de escasos recursos del lugar donde creció y actualmente colabora con un aporte para un asilo de ancianos en Escuintla.
En entrevista para La Hora Voz del Migrante, Hernández relató que se ha considerado migrante en tres ocasiones pues la primera vez que salió del país fue a España y posteriormente, aunque regresó a Guatemala, vivió por un tiempo en la ciudad de México. A Estados Unidos llegó el 5 de septiembre de 1982.
Según la entrevistada, la razón de cambiar de residencia en varios países no fue por la falta de recursos, más bien de un lugar diferente para vivir, ya que su familia le proporcionó estudios, techo y comida.
“Estuve en España, allá trabajé 28 meses, después del regreso me quedé en Guatemala y lo hago por dos meses…pero luego me fui a México D.F. y creo que fueron quince meses los que estuve, y ya en el tiempo de mis vacaciones ellos –jefes-, me consiguieron un visado para Estados Unidos para visitar a mi familia pero ya nunca regresé” a Guatemala, dijo.
En Estados Unidos cuenta que trabajó varios años en una bodega en donde se distribuían libros y fue ahí donde conoció a su esposo con quien tiene dos hijos. Asegura sentirse orgullosa de lo que ambos han logrado.
“A uno de migrante le cuesta mucho, porque cuando uno llega acá es para sufrir al no ser que tengan muchos hermanos que están establecidos… yo dormí en un sofá por muchos años, como todo migrante es para sufrir y a mí me tocó también pero no me siento mal, no me da pena porque sé que así les toca a todos”, dijo.
Hernández comentó que siempre le ha gustado ser humanitaria y ayudar a la iglesia o a quien necesita algo. “Usualmente pasa que alguien fallece y pasan pidiendo colaboración y a mí me ha gustado todo eso, en Guatemala he participado bastante”, indicó.
Su primer apoyo fue a una banda guatemalteca en la que fungió como representante y velaba para que no les faltara la comida ni un lugar en donde dormir.
“Se hizo realidad el viaje de los muchachos, vinieron 186, entre jóvenes y jovencitas, también maestros y algunos encargados que venían con ellos, los hospedamos en un hotel y estuvo muy bien esa obra, los muchachos vinieron y se regresaron y todo estuvo muy bien”, recordó.
Posteriormente participó en otra organización pero luego decidió hacerlo por su cuenta. También se ha involucrado en otros proyectos de migrantes incluido uno de personas originarias de Huehuetenango.
Con el tiempo ha desarrollado otros proyectos con su dinero. Recordó una ayuda que se entregó a un niño que tuvo un accidente, hecho por el que las personas la conocieron y empezaron a buscarla.
COMPLETARÁ AYUDA PARA ADULTOS MAYORES
En otra ocasión conoció a una familia de escasos recursos que también necesitaba de camas, por lo que reunieron ayuda y entregaron 5 camas, además de una mesa y sillas, entre otros artículos.
Otro de los proyectos en los que ha contribuido es con una clínica de la Iglesia en donde creció. Posteriormente se enteró que un asilo de ancianos necesitaba por lo que entregó un aporte para los gastos del lugar.
“Me dijeron ellos –los encargados del asilo-, ¿y a usted no le gustaría colaborar con las camitas?, y ahora yo pienso que él no me dijo ‘haga todas las camas o encárguese de las camas’ y yo dije sí sin pensarlo, y les respondí sin pensar cómo haría para conseguir el dinero ni como lo iba a pagar”, indicó.
Con el tiempo se dio cuenta que había adoptado una gran responsabilidad al decir que ayudaría con 60 camas, pero eso nunca la hizo retirarse ni se dejó vencer, “yo siempre he pensado en positivo y le pido a Dios para seguir”.
“Las camas las vamos a trabajar en tres formas, primero vamos a hacer todas las camas, después vamos a hacer todos los colchoncitos, las almohaditas, eso es más fácil. Ahora me falta una cama y media para terminar las 60 camas, y que son las que me requieren”, puntualizó.
Finalmente Eva Hernández contó que tiene varios meses recolectando reciclaje y que eso en parte le ha ayudado a lograr el sueño de ayudar al asilo de ancianos. Su apoyo también le significará un reconocimiento de parte de la comunidad migrante.
“Estuve en España, allá trabajé 28 meses, después del regreso me quedé en Guatemala y lo hago por dos meses…pero luego me fui a México D.F. y creo que fueron quince meses los que estuve, y ya en el tiempo de mis vacaciones ellos –jefes-, me consiguieron un visado para Estados Unidos para visitar a mi familia pero ya nunca regresé”.
“Se hizo realidad el viaje de los muchachos, vinieron 186, entre jóvenes y jovencitas, también maestros y algunos encargados que venían con ellos, los hospedamos en un hotel y estuvo muy bien esa obra, los muchachos vinieron y se regresaron y todo estuvo muy bien”.
EVA HERNÁNDEZ