Por Betsy Castellanos de Paredes
[email protected]
Como en los tiempos antiguos los hondureños abandonaron todo lo que tenían para emigrar sin rumbo fijo, nadie creería que en el año 2018 se repetiría la historia de miles de años atrás, ver un pueblo entero salir de su país caminando igual como lo hizo Venezuela para buscar un mejor futuro para los suyos, una decisión difícil de tomar, pero la angustia es demasiada, en unos países son recibidos con hermandad, en otros rechazados por personas inhumanas, pero eso no los detiene, avanzan hacia un destino desconocido, pero con la fe que adelante habrá una mejor vida.
El solo ver la carita de esos niños, cansados, con la mirada perdida sin saber a dónde los llevan, duro en banquetas, parques, puertas o avenidas de pueblos que desconocen, víctimas inocentes de otro país que sucumbe en la corrupción olvidando lo más importante que son los derechos de su pueblo, están dejando partir sus futuras generaciones que crecerán lejos del país que los vio nacer, pero les niega una oportunidad en su propia tierra, no hay cuidados de salud, educación ni presupuesto para escuelas, ellos no encuentran lugar digno para vivir, ni paz, su buen desarrollo no importa, acosados por maras desde corta edad, fueron olvidados y obligados a partir para buscar un horizonte lejano, Algunos han perdido la vida en este recorrido.
Si usted hermano los ve pasar, ayúdelos, no los deje solos, un pan, café, un abrigo o tan solo agua para su camino, veámonos reflejados en ellos y preguntémonos, cómo nos gustaría que nos trataran ¿si fuéramos nosotros los que estuviéramos en esa situación? Entonces abramos nuestros corazones a quien lo necesita, hoy por ti… mañana por mí.
Más que un corazón valiente, fuerza de voluntad y mucha esperanza se refleja en ellos al ver el rostro de sus hijos, hace mucho tiempo fuimos uno, todos somos centroamericanos, hermanos, vecinos, somos un eslabón que une, tierra bendita, somos el “Corazón de América” jamás lo olvidemos.
Así que no critiquemos, actuemos y demostremos de qué estamos hechos, de amor, respeto y compasión hacia nuestro prójimo, tengamos presente que con la vara que midamos seremos medidos, pidamos a Dios para que las caravanas lleguen con bien y encuentren una oportunidad de llevar una vida digna, así como nosotros buscamos y encontramos la nuestra, dejemos el egoísmo a un lado, no discriminemos, pensemos, un día podría ser cualquiera de nuestros seres queridos que pase por tal necesidad y los que ya pasaron por algo así, jamás lo olviden pues nuestras carencias y necesidades fueron las mismas que un día nos hicieron buscar un camino y dejar atrás lo que más amábamos y nuestra tierra, seamos siempre luz y ayudémonos unos a otros sin olvidar que estamos de paso siendo forasteros en esta vida.