Por Marco Antonio Lorenzana
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Las circunstancias de la vida pueden ser difíciles, lo que importa es la actitud que asumas frente a ellas. Provengo de una familia muy humilde de trece miembros. Hace años mis padres trabajaron duro para poder sostener el hogar con lo poco que ganaban, nuestra casa de paredes de lodo, cubierta con nylon y cartón, piso de tierra y el techo apenas eran unas cuantas láminas; cuando la lluvia venía al parecer llovía más adentro de mi casa que afuera; para la hora de comer mi madre nos daba tortillas con sal y limón y café sin azúcar, no había más, pero aun así era un platillo exquisito ya que el postre siempre fue amor y cariño.
A los 11 años tuve que retirarme de la escuela y trasladarme a Conalfa debido a la pobreza. Trabajé entonces la tierra con mi padre, y por las tardes recibía una hora de clases en casa de una vecina, allí terminé mi educación primaria.
A los 14 años empecé a trabajar como ayudante de albañilería, porque quería ganar dinero para seguir estudiando, y así fue, empecé mi ciclo básico en IGER los fines de semana.
¡Pero yo quería una carrera! decidí estudiar un Bachillerato en Ciencias y Letras en plan fin de semana. Ahora ya soy un profesional.
En el año 2008 promoví trabajar para el IGSS. Pero quería educarme más, así que me pregunté ¿Cómo funcionaba nuestro sistema de gobierno? ¿Cómo está organizado jurídica y políticamente el Estado? ¿El Estado nos garantiza nuestros derechos? fue entonces cuando tomé la decisión de seguir estudiando la carrera de Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, y en 2015 finalicé mis estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la UMG.
Actualmente soy empleado del Organismo Judicial, también líder; imparto capacitaciones sobre liderazgo, participación ciudadana y superación personal. Soy miembro de una asociación que se dedica a la labor social, tengo una maravillosa esposa norteamericana, Susan Carter, con quien me encuentro viviendo en los Estados Unidos, con ella ayudamos en proyectos para Guatemala como reparación de escuelas, donación de útiles escolares, donación de alimentos, entre otros.
Las circunstancias que me tocaron vivir fueron duras, el trabajo de campo y el de albañilería son muy severos y más cuando eres demasiado joven y tienes que costear tus deseos incluyendo la superación académica. Nada de esto me detuvo.