Pbro. Mauro Verzeletti, C. S.
Director de las Casas de Migrante, Guatemala y El Salvador
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Vivimos en un contexto mundial de grandes avances tecnológicos, de facilidades brindadas por la modernidad, imponiendo nuevas dinámicas a nivel planetario, o sea, de acercamiento y de exclusión social de los jóvenes. La pregunta del millón en un contexto globalizado es; ¿Cuál será el rumbo que nos señala los avances tecnológicos alcanzados? La situación es preocupante y nos deparamos con luces y sombras. El sueño nos lleva a volar como los pájaros.
La juventud migrante y refugiada, hoy día, son huérfanos desde los países ORIGEN; olvidados por los padres de la patria, marginados, excluidos e imposibilitados de soñar; TRÁNSITO, los gobernantes del origen los han abandonado a su propia suerte, mezquinos mecanismos legales de protección, derechos y dignidad pisoteados; DESTINO, enfrentándose al odio, rechazo, indiferencia, olvido y políticas antiinmigrantes. Son héroes por los gobernantes y sistema financiero por las remesas; DEPORTACIÓN, las políticas democráticas del bien común y reinserción social, fracasaron. Las políticas de los Estados democráticos en relación a los jóvenes deportados deben de cambiar drásticamente, restituyéndoles la esperanza, a partir de los derechos económicos, políticos, culturales, sociales y ambientales.
La situación de la juventud migrante y refugiada es de total orfandad. Huérfanos de la familia; los Estados fallaron en la políticas migratorias para la integración de la semilla de la nueva sociedad. Huérfanos del mundo del trabajo; invisibilizados por los Estados, vendidos al mercado empresarial, derechos laborales privatizados y libre negociación entre capital y trabajo.
Época de globalización y de nuevos muros de exclusión, a cada día, nacen nuevas formas de violencia, multitud de jóvenes indocumentados sin protagonismo y patria. La gran verdad es que los jefes de Estados privatizaron la democracia, vendieron los derechos soberanos de los jóvenes al mercado, entregándolos a las estructuras del crimen organizado y narcotráfico. El escenario mundial globalizado es de gravedad, hay que buscar salidas a la crisis prolongada en la que estamos inmersos.
¿Por qué hablar de la juventud migrante y refugiada huérfana? En realidad, los padres de la patria están presentes y al mismo tiempo ausentes en desarrollo de la educación de sus hijos. Lo que está en debate es el papel real de los Estados democráticos. En una sociedad globalizada indiferente, los jefes de Estados obligatoriamente tienen que asumir su paternidad con la juventud. Misión de reconstruir la dignidad desde el amor, la amistad, la familia, la orientación vocacional y la posibilidad de soñar con un futuro. Siglo XXI, tenemos generación de jóvenes migrantes abandonados por los sistemas políticos. El desafío es construir nuevas referencias y nuevos horizontes utópicos.