No cabe la menor duda que James Comey, en su calidad de Director del FBI, jugó un papel esencial para asegurar la derrota de Hillary Clinton al revivir el escándalo de sus correos electrónicos al final de la campaña, lo que causó un daño irreparable dado el mecanismo de voto anticipado que existe en Estados Unidos. Aún con la intromisión rusa a favor de Trump, Clinton seguía al frente de las encuestas, pero ese golpe le arrebató votos en cruciales distritos que le terminaron sirviendo en bandeja la Presidencia a un Trump derrotado en el voto popular.
Comey mostró signos de remordimiento en su última aparición como jefe del FBI ante el Congreso, pero lo que uno no se podía imaginar (o a lo mejor sí) es que la Presidencia misma de Trump esté en riesgo a causa del mismo personaje que se la facilitó en noviembre. En efecto, la disputa entre Trump y Comey alcanzó niveles insospechados cuando se supo de la existencia de un memorándum en el que describió los términos de la reunión privada que sostuvo con el Presidente justo al día siguiente de que el general Flynn fuera removido como Consejero de Seguridad Nacional. Concretamente Trump le pidió que cerrara la investigación contra Flynn por sus vínculos con Moscú y el gobierno ruso.
Trump es impulsivo y es un desconocedor de la historia, y por ello no sabía que Comey tiene la costumbre de redactar memorándums de sus reuniones con sus jefes y que los mismos se han probado veraces en otros casos, empezando en la época de Bush. La enciclopédica ignorancia del Presidente, comparable a la del Trump Tropical que tenemos en Guatemala, le impidió medir al Jefe del FBI correctamente y las consecuencias pueden ser fatales.
Trump cometió otro grave error luego de despedir a Comey, puesto que amenazándolo dijo que todo lo que Comey estaba diciendo o filtrando podría ser desvirtuado si aparecían las cintas que graban las conversaciones en la Casa Blanca. No supo o se olvidó Trump que ese tipo de pruebas fueron causa de la caída de Nixon en los años 70.
Comey es un individuo que, a pesar del daño que le hizo a los demócratas, goza de credibilidad en el Congreso y su testimonio puede ser devastador para un Trump que no tiene la menor credibilidad porque él mismo se contradice en su terco uso de las redes sociales en donde un día dice algo y al siguiente él mismo se desmiente, como pasó con la filtración a los rusos de información secreta recopilada por Israel sobre ISIS.
La Presidencia de Trump depende en mucho, ahora, de quien fuera el Director del FBI, quien se convierte en su pesadilla, igual que lo fue para Hillary Clinton cuando despedazó su campaña con un anuncio de reapertura de las investigaciones en su contra. Comey se trajo al pico a la candidata demócrata, pero muy probablemente pueda lavar su conciencia y lograr un empate, siendo la pieza clave del fin político del magnate.