Conocida entre la comunidad migrante por su don y cuidado con los niños, la migrante de origen mexicano Irma*, conversó con La Hora Voz del Migrante y refirió parte de los retos a los que se enfrentó al llegar a Estados Unidos hace unos 28 años.
La entrevistada, además afirmó que con el tiempo ha logrado desarrollar amistad con personas de diferentes nacionalidades y por ello asegura que aunque los tiempos sean difíciles, la tolerancia y la igualdad entre personas, es la clave para salir para adelante.
Por Grecia Ortíz
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Sentada en uno de los sillones de su casa, Irma inicia a contar el relato de su vida, cuando migró recuerda que no lo hizo pensando en quedarse en el extranjero; ella solo tenía el sueño de reunirse con sus hijos que ya habían migrado anteriormente.
Al dejar su país, relató que estaba embarazada con 39 años y eso suponía para ella un reto muy grande. Es originaria de Zacatecas, Jerez y ahora vive en Oregón.
“Fue muy difícil adaptarme a este país, aunque tenía a mis hermanos y ya luego mis hijos, pero cuando llegué aquí, pasé con seis meses de embarazo pero no se me veía nada y así fue como me quedé me dijeron que no me fuera y aquí nació mi hija”, relató.
En México, la entrevistada dejó a su esposo y tres hijos más, quienes después decidieron seguir su camino de migrante y la familia volvió a reunirse.
Años atrás recuerda, mientras voltea la mirada hacia unos cuadros con imágenes que tiene en la sala en donde destaca la imagen de la Virgen de Guadalupe, que hablar y entender inglés para un migrante era difícil, porque había pocas personas que hablaban español, situación que hasta ahora ha ido cambiando.
“Siempre buscaba intérpretes, entonces fue muy difícil, todo esto hace 28 años, antes no habían tantos migrantes. Yo vine primero a Los Ángeles y ya de ahí nos venimos para Oregón en donde tenemos como 21 años, pero había poca gente aquí, recuerdo que había unas tres familias hispanas”, comentó.
ADAPTÁNDOSE A UN NUEVO HOGAR
Al establecerse ya en su nuevo hogar, la meta era sobresalir en su primer trabajo, lo que claro fue todo un reto, su primer empleo en EE.UU., fue en un sitio de retiro de residentes, en donde había 120 apartamentos, compuestos por tres edificios.
“Cuando empecé a trabajar recuerdo a la manager, ella era finísima con uno, me decía te ayudo y no era nada mala, al contrario es de esas personas que uno recuerda siempre, pero todo era difícil para mí porque no sabía cómo nombrar a las cosas en inglés”, aseguró.
En ese lugar, comentó que trabajó por 11 años, sin embargo, se retiró porque sufrió un accidente y eso ya no le permitió continuar en ese empleo.
TIENE UN DON CON LOS NIÑOS
Irma es reconocida entre la comunidad migrante y su familia por el don que tiene con los niños, pues con paciencia y mucha ternura cuida de ellos, principalmente porque desde hace un tiempo el Gobierno le otorga el cuidado de menores de edad cuyos padres por diferentes motivos no pueden hacerlo.
“Después el Estado me ofreció que cuidara niños y ya lo hice. Mi mamá tuvo ocho hijos y yo la ayudaba, entonces desde pequeña me han gustado, necesitan de mucha protección”, destacó.
En muchas ocasiones, Irma ha recibido casos complicados, algunos incluso de abuso y eso afirma que le entristece mucho.
“Yo he visto niños que vienen a mi casa y me piden una sopa y me lo dicen con mucho amor y han llegado de aquí también y es bien bonito que llegue acá porque los trato como merecen”, afirmó.
Asimismo, comentó que han sido unos 40 niños que se ha encargado de cuidar, de todas las edades, pero principalmente de meses hasta 10 años.
AMIGOS DE DIFERENTES NACIONALIDADES
La entrevistada, siente mucha emoción cuando habla de México, desde hace un tiempo visita su lugar de origen y tiene mucha devoción por la Virgen de Guadalupe, conocida por ser la patrona de América.
Por el tiempo que tiene de vivir en Estados Unidos, ha logrado cosechar amistades de diferentes países, uno de ellos una pareja de guatemaltecos, con quienes desarrollo una conexión especial.
“Para mí todos somos los mismos, no hay diferencia de nacionalidad que si son de Guatemala, El Salvador o México, todos nos tenemos que querer. Todos somos iguales hay que ser tolerantes, no sé porque el Presidente hace eso, si igual su familia vino no siendo de aquí”, aseguró.
“Siempre buscaba intérpretes, entonces fue muy difícil, todo esto hace 28 años, antes no habían tantos migrantes. Yo vine primero a Los Ángeles y ya de ahí nos venimos para Oregón en donde tenemos como 21 años, pero había poca gente aquí, recuerdo que había unas tres familias hispanas”.
“Cuando empecé a trabajar recuerdo a la manager, ella era finísima con uno, me decía te ayudo y no era nada mala, al contrario es de esas personas que uno recuerda siempre, pero todo era difícil para mí porque no sabía cómo nombrar a las cosas en inglés”.