WASHINGTON
AGENCIA AP
Una niña guatemalteca de 7 años de edad encontrada con su padre y decenas de otros migrantes en la frontera sur de Estados Unidos sufrió convulsiones y fiebre cuando estaba retenida por autoridades migratorias y murió poco después, informaron autoridades.
La muerte suscita interrogantes sobre cuán evidente era el padecimiento de la menor. Una planilla llenada poco después de la detención no mencionada nada del tema. El formulario, obtenido por The Associated Press, dice que la pequeña no estaba sudando ni temblando, no mostraba trauma alguno y estaba lúcida. “Dice tener buena salud”, se lee en el formulario que contiene en la parte de abajo lo que parece ser la firma del padre.
Pero horas después, al ser colocada en un autobús, la niña empezó a vomitar. No estaba respirando cuando llegó a la estación de la Patrulla Fronteriza. Los paramédicos la resucitaron y la llevaron a un hospital en El Paso, Texas, donde se le detectó el cerebro hinchado y atrofia hepática. Murió poco después.
Las autoridades de inmigración en Estados Unidos dijeron que se realizará una autopsia para determinar la causa de la muerte de una niña. Los resultados podrían demorar semanas.
En Guatemala, una funcionaria de la Cancillería identificó a la chica como Jackeline Caal, y a su padre como Nery Caal, de 29 años.
La funcionaria habló con The Associated Press bajo condición de anonimato por no estar autorizada a hablar con la prensa.
El padre fue llevado por tierra al hospital de El Paso y allí estaba cuando falleció la menor, dijeron fuentes oficiales. El padre no está detenido.
La muerte ocurre en momentos en que gran cantidad de menores y familias están realizando la peligrosa travesía desde Centroamérica hacia Estados Unidos, donde abundan las críticas contra los agentes de inmigración por el trato dado a los refugiados.
La agencia de supervisión interna del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos investigará lo sucedido, anunciaron fuentes oficiales.
La chica y el padre fueron detenidos a eso de las 9:15 p. m. del 6 de diciembre en medio de un grupo de 163 personas en una zona remota de Nuevo México, a unos 145 kilómetros (90 millas) de la estación más cercana de la Patrulla Fronteriza, en Lordsburg. El grupo fue detenido por cuatro agentes fronterizos, en un terreno agreste y remoto donde no hay servicio de telefonía celular y escasas rutas pavimentadas.
Hay una pequeña base operativa de la Patrulla Fronteriza allí cerca que tiene agua, comida y baños, pero no hay asistencia médica. El padre completó la planilla y los agentes de la patrulla hablan español, pero es posible que él hable solo un dialecto maya.
Los migrantes fueron llevados de la zona a Lordsburg en dos grupos, y en el primer grupo había unos 50 menores no acompañados, dijeron funcionarios. Jackeline y su padre no iniciaron el viaje sino a eso de las 4:30 a. m., cuando regresó el autobús.
El padre dijo que la chica empezó a vomitar dentro del autobús. Cuando llegaron a la estación de la Patrulla Fronteriza en Lordsburg a eso de las 6:30 a. m. el 7 de diciembre, ella había parado de respirar, dijeron fuentes oficiales. Los paramédicos detectaron que Jacqueline tenía una fiebre de 40,9 grados centígrados (105,7 Fahrenheit), y fue llevada vía aérea al hospital. Fue allí que falleció, poco después de la medianoche del 8 de diciembre.