Por Patricia Véliz Macal
[email protected]
A raíz de una difícil niñez y adolescencia, la guatemalteca Gloria Santizo decidió migrar a los Estados Unidos para mejorar sus condiciones de vida. Su historia forma parte del libro “Los Hilos que Tejen”, que es una recopilación de relatos de migrantes que viven en ese país.
Desde pequeña Gloria vivió situaciones difíciles, su madre la dejó con su abuela cuando tenía dos años y fue ella junto a su abuelo quienes la criaron; por ello los aprecia a ambos como si fueran sus padres, aunque siempre supo que no era así, relató en el libro “Los Hilos que Tejen”.
A su madre biológica la conoció cuando tenía doce años, pero no pudo establecer una conexión de afecto con ella, debido a la nula convivencia que habían tenido.
En la escuela donde estudió, la guatemalteca enfrentó momentos difíciles, porque constantemente era objeto de abuso por parte de sus compañeros.
Su niñez se transformó al ser víctima de abuso sexual desde los ocho años, por parte del esposo de su tía. Gloria no lo denunció o advirtió lo que sucedía por miedo a represalias.
Siempre mantuvo contacto con su padre, durante las vacaciones escolares recordó que se iba con él a su casa porque la consentía, le permitía jugar pelota y salir a la calle, mientras que sus abuelos se lo prohibían por el peligro que corría. Su padre se casó de nuevo, y aunque su madrastra la trataba mal a ella le gustaba visitarlo porque allí tenía mayores libertades.
UN DURO ADIÓS
El abuelito de Gloria falleció cuando ella tenía catorce años, “yo lo miraba y no lo creía ya que me había dicho que siempre iba a estar conmigo, que me iba a mantener y que toda la vida podía contar con él. Me había ofrecido muchas cosas, pero falleció de pulmonía en menos de una semana”, relató.
Cuando su abuelo falleció, su tío la sacó de la casa en la que habitan y le quitó todas las propiedades a su abuela, vivió dos años con su padre pero luego él le dijo que debía regresar con su abuela.
Aunque volvió con su abuela, una vez más su tío la sacó de la casa en la que vivían, por ello, se estableció por un tiempo en la vivienda de una amiga.
“Por ser tan joven no me percataba de los peligros a los que se expone uno de mujer en la calle. Vivía sola y me encantaban las fiestas. Conocí a un joven y me hice su novia. Nos fuimos a pasear a Cobán, Alta Verapaz, pero nos asaltaron; a él lo golpearon y a mí me violaron. Mi sufrimiento me sirvió para seguir adelante y siempre he pensado que lo único que lo puede parar a uno es la muerte”, destacó Gloria.
EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA
Posteriormente, tuvo otra pareja y resultó embarazada, fue allí cuando decidió migrar para mejorar su situación económica. Se casó después de vivir diez años en unión libre. Al inicio de la relación todo marchó bien, pero con el tiempo él cambió, se volvió celoso y controlador.
En esta etapa debió soportar malos tratos, asegura que lo hizo por su hijo, pues no quería que creciera en un hogar disfuncional como le había sucedido a ella. Cuando tenía problemas con su esposo, su hijo se asustaba y lloraba; aunque eso le dolía aceptaba la situación ya que él aún estaba pequeño.
Su esposo tenía dos hijos de un matrimonio anterior, quienes llegaron a los Estados Unidos a vivir con nosotros. El niño tenía 12 años y la niña 9. Él me impuso la obligación de cuidarlos, situación que se complicó porque eran rebeldes.
Cansada de pedir ayuda para que le tradujeran las cosas escritas en inglés, decidió aprender el idioma; además, estudió la secundaria y se graduó recibiendo un certificado de excelencia por parte del sistema educativo de Estados Unidos.
Al tener que criar a tres hijos, su esposo estuvo de acuerdo con que ella trabajara. Inició en un lugar de costura y después en limpieza de casas, trabajo que tiene hasta la fecha. Su proyecto a futuro es estudiar una carrera universitaria. Se separó de su esposo y sola sacó adelante a sus tres hijos, los dos de su exesposo y a su hijo biológico.
Una nueva ilusión llegó a su vida y quedó embarazada a los cuarenta y cinco años. Sin embargo, el bebé nació con síndrome de Down y enfermo del corazón, lo operaron pero falleció una semana después de la intervención.
EN LA BÚSQUEDA DEL CAMBIO
A raíz de este suceso cayó en depresión, una amiga la ayudó a superar la pérdida y su motor para seguir adelante fue su otro hijo. Al poco tiempo se recuperó y trató de mejorar su calidad de vida.
“Busqué ayuda profesional y es lo que le recomiendo a las mujeres, si se encuentran frustradas deben buscar ayuda. Puede ser ayuda médica, una iglesia, amistades, grupos de apoyo, etcétera”, manifestó Santizo.
El deseo de Gloria es formar una organización para visitar lugares marginados y ayudar en las tragedias, así como tener una casa para albergar animalitos que son abandonados.
“En el transcurso de mi vida he pasado por situaciones difíciles, pero creo que lo más importante es no dejarnos vencer porque no somos las únicas que hemos sufrido; lo que debemos hacer es ser fuertes, seguir superándonos y romper cualquier obstáculo”, finalizó Gloria.
[recuadro]¿MÁS INFORMACIÓN?
Sí desea conocer más detalles de la historia de Gloria Santizo, también puede buscarlos en el sitio web del libro, www.loshilosquetejen.com
[/recuadro]
“En el transcurso de mi vida he pasado por situaciones difíciles pero creo que lo más importante es no dejarnos vencer porque no somos las únicas que hemos sufrido; lo que debemos hacer es ser fuertes, seguir superándonos y romper cualquier obstáculo”.
“Por ser tan joven no me percataba de los peligros a los que se expone uno de mujer en la calle. Vivía sola y me encantaban las fiestas. Conocí a un joven y me hice su novia. Nos fuimos a pasear a Cobán, Alta Verapaz, pero nos asaltaron; a él lo golpearon y a mí me violaron. Mi sufrimiento me sirvió para seguir adelante y siempre he pensado que lo único que lo puede parar a uno es la muerte”.
GLORIA SANTIZO