En este número publicamos un reportaje sobre la experiencia que viven los nuestros en los consulados de Guatemala en los Estados Unidos y se reconocen cosas positivas y negativas del servicio, pero la queja constante es el atraso en la entrega de documentos, tales como el DPI y el pasaporte.
Hay que advertir que el problema en la emisión de tales documentos tiene su razón en Guatemala y que por ley los consulados no tienen a su cargo la emisión de los mismos, pero debe ser muy duro haber tenido que migrar por falta de oportunidades y encima toparse con que, el país que los forzó a salir ni siquiera les puede dar sus documentos a tiempo.
Ese calvario de la falta de documentos lo viven los chapines que residen en Guatemala y fuera de ella, puesto que hay mucha gente que viaja desde el Interior para ir a la agencia central del Registro Nacional de las Personas para recibir un “vuelva a preguntar en unas semanas” y eso simplemente es inhumano.
No digamos el hecho de estar en un país que no es el de uno, al que se llegó por mera sobrevivencia y saber que los únicos documentos que lo pueden identificar tienen moras altas de entrega porque son originarios de un país en el que todo el aparato estatal fue moldeado para ser un elefante que cuesta moverlo en todo menos para los negocios y la corrupción.
El Estado en general (sociedad incluida), desprecia a sus habitantes cuando no les puede garantizar derechos mínimos. En Guatemala alimentarse y tener salud es un privilegio y no un elemental Derecho Humano y si eso pasa con algo tan importante, qué se puede esperar de lo demás y por eso la ya prolongada crisis de falta de documentos de identificación para la gente se ve normal.
Hace unos días los cafetaleros pedían un subsidio y en La Hora se decía que en todo caso si a alguien se tenía que subsidiar era a la comunidad migrante, porque no solo mantienen la economía de Guatemala sino son la esperanza de familias y comunidades enteras y por eso, urge que el Estado resuelva los problemas en la emisión de documentos de identificación.
No queremos ni imaginar cómo será el proceso de voto en el 2019, porque sin DPI los nuestros no se podrán empadronar y sin eso no podrán votar. Querrán hacer todo a última hora, de urgencia nacional y todo será más caro y claro, habrán más negocios porque en eso es lo que se traduce la falta de acción y planificación.
A la comunidad migrante, sus familias y quienes en Guatemala viven un calvario por la falta de documentos, les pedimos que no se rindan, que nos unamos para poder incidir en los cambios de fondo que necesita nuestro sistema, para que derechos elementales como la educación, la salud y la identificación sean una realidad que nos permita cambiar el futuro.