Por Douglas Gámez
[email protected]
La semana pasada, el New York Times en español publicó el artículo: “Cómo Trump transformó las políticas migratorias de Estados Unidos”, un reportaje que me impresionó y debería ser una lectura obligatoria para tener una visión de los objetivos del Presidente estadounidense en materia migratoria y cómo sus primeros fracasos, por así decirlo, llevó a que sus más cercanos tomaran la batuta y enderezaran el barco hacia los objetivos que desea Trump, lo cual es más preocupante.
“Más de 2,500 provenían de Afganistán, un paraíso terrorista, se quejó el mandatario. Haití había enviado a 15 mil personas. Todos “tienen sida”, gruñó, según cuenta una persona que asistió a la reunión y cuya versión fue confirmada por otro funcionario”, consigna el artículo y asegura que esas frases fueron dichas del propio Trump, demostrando, sí es así, su absoluta insensibilidad hacia los migrantes.
“Sin embargo, mientras Trump se ha frustrado en repetidas ocasiones por los límites de su poder, sus iniciativas para rehacer décadas de política migratoria han obtenido cada vez más ímpetu mientras la Casa Blanca se hace más disciplinada a la hora de ignorar o socavar la arraigada oposición de muchos sectores del gobierno”, puntualiza el artículo, lo que hace ver la obtención de resultados positivos por parte de la administración Trump, cumpliendo así la línea que se planteó en materia migratoria.
Obviamente Estados Unidos y el mundo están viviendo momentos álgidos, de profundos cambios y de peligros a gran escala.
La intención de citar este trabajo periodístico de uno de los medios más prestigiosos del mundo no es solo señalar los problemas y criticar, el objetivo es entender la realidad y así actuar para cambiarla.
Todo dentro de una visión realista y alcanzable, no se trata aquí de proponer cambios o intentar modificar el comportamiento de una de las figuras más poderosas del mundo, su forma de ser y políticas eran previsibles.
El objetivo para el estimado lector es despertar y empezar el cambio desde abajo, en nuestras naciones, principalmente en el Triángulo Norte, no sabemos qué les espera a las familias guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas en Estados Unidos y por eso es imperante actuar ya.
Aquí es cuando debemos escoger un camino y unirse por objetivos comunes y metas realizables para generar oportunidades y “darle vuelta a la tortilla”, es un momento de inflexión, tenemos que cambiar nuestros países para que la migración sea un derecho y no una obligación para sobrevivir.