Por Redacción La Hora
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Expertos invitados por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) analizaron las posibles consecuencias de la decisión de la administración del presidente Donald Trump de cortar la ayuda a Guatemala, El Salvador y Honduras y el papel que han jugado las élites y temas como la corrupción.
En el foro “Las peligrosas consecuencias de cortar la ayuda al Triángulo Norte” abordaron la situación actual de los países y las razones por las que siguen expulsando a ciudadanos, en el caso de Guatemala y en palabras del exembajador Stephen McFarland, el 2 por ciento de su población cada año.
Dan Fisk, jefe de Operaciones del Instituto Internacional Republicano y exasesor para Asuntos del Hemisferio Occidental, considera que ha habido progreso en la región en las últimas décadas, pero aún quedan desafíos ya que hay un gran número de ciudadanos que buscan su futuro en otro lado. “Llamo a esto la gran paradoja de Centroamérica, la mezcla de significante progreso pero con desafíos igualmente importantes”, dijo.
Fisk señaló que tiene cierta simpatía hacia las frustraciones de Trump pero también la misma simpatía hacia los centroamericanos que buscan una mejor vida, ya sea en su país o fuera de él. “La última responsabilidad para el cambio en estos países por la mejora que debemos tener en mente descansa en sus ciudadanos”, indicó.
A decir del experto, Estados Unidos no puede descartar a Centroamérica y cree que eso no está en su interés estratégico, no obstante, considera que es hora de un nuevo contrato entre estos gobiernos y sus ciudadanos, que incluya a sus élites, “porque con toda honestidad son aquellas élites que han diseñado y se han beneficiado de la actual disfuncionalidad de la que muchos de esos ciudadanos están huyendo”, dijo.
De acuerdo con Fisk, esto tiene que ser un esfuerzo de varios años, llevará miles de millones de dólares, no todo eso vendrá del mercado y hay un rol del gobierno de EE. UU. en términos de asistencia bilateral, de las instituciones financieras internacionales y del sector privado y todo eso tiene que unirse.
No obstante indicó que hay que reconocer que la interacción y el compromiso no puede ser dejado únicamente bajo la supervisión de las élites existentes e instituciones en esos países, “creo que eso sería una receta para más corrupción y para más manejo malintencionado”.
De acuerdo con Fisk, las élites políticas económicas deben ser responsabilizadas, que su creación de estados dentro el Estado, que es lo que existe, ya no es aceptable, la transparencia necesita estar en cada nivel, en los términos de ingresos, gastos y toma de decisiones, no solo seguir el dinero sino como se toman las decisiones sobre eso.
Asimismo, indicó que el Estado de Derecho debe ser aplicado a todos. Todos los que siguen a Centroamérica saben que hay varios conjuntos de leyes que se aplican dependiendo de quién eres, cuánto dinero tienes y dónde estás en la sociedad, anotó.
Fisk señaló que se debe tener la precaución de tratar a Guatemala, El Salvador y Honduras de la misma manera, ya que tienen diferentes trayectorias y aspectos diferentes de lo que ocurre en estas sociedades “no necesariamente se debe hablar de estos como un todo con una solución”, indicó.
Según dijo, le da al presidente electo, Nayib Bukele, el beneficio de la duda, basado en su retórica, creo que hasta este punto hay mérito no por su retórica sino porque ha habido algunas historias de éxito y diferencias en la implementación en El Salvador.
En el caso de Guatemala, dijo que su situación es muy preocupante y reincidente, el comportamiento de los actuales líderes de hecho ha permitido a actores corruptos y la corrupción. “Creo que hay una pregunta seria sobre Guatemala, que no significa que nos desconectemos ni que cortemos la ayuda, creo que debe ser más estratégico en la aplicación de nuestra ayuda a Guatemala”, señaló.
MCFARLAND: GUATEMALA ENVÍA AL 2% DE SU POBLACIÓN A EE. UU. CADA AÑO
Por su parte, Stephen McFarland, exembajador de Estados Unidos en Guatemala, dijo que la decisión de la administración de Trump de cortar la ayuda tiene dos componentes: uno es la afirmación de que los programas actuales han fallado y la segunda es que al recortar la ayuda de alguna manera esto sería una palanca para provocar un mejor manejo en temas que interesan, principalmente la migración en Centroamérica. “¿Puede ser esto un método audaz, no convencional que funcione de alguna manera?, no es la primera vez que EE. UU. corta la ayuda para alcanzar un objetivo político, creo que la respuesta es No”.
A consideración de McFarland, la razón de que esto no funcionará es la naturaleza del problema, que es sistémico, ya que mucha de la migración está empujada ya sea por la carencia de oportunidades económicas, desastres humanitarios y sobre todo el temor de perder la vida.
Por ejemplo en Guatemala hay crecimiento económico, el sector privado, generalmente hay quejas pero parecen estar haciéndolo muy bien, pero el sistema está diseñado para no proveer suficiente empleo y por eso Guatemala está enviando, tristemente el 2% de su población cada año a los Estados Unidos.
Nadie en Guatemala está realmente empujando eso pero de hecho funciona muy bien para el sistema porque provee anualmente de 8 mil millones anuales en remesas, señaló.
En su intervención, McFarland contó su experiencia cuando visitó, con uno de los programas de ayuda, a la familia de una niña con desnutrición en el interior del país. Según dijo, la niña de 2 años de edad pesaba 8 libras, un 40 por ciento de lo que aproximadamente un niño de la misma edad, en Estados Unidos, debe pesar.
La niña estaba muriéndose de hambre, los padres le contaron que tenían un pedazo de tierra pero las lluvias no llegaron ese año y no había comida. “La gente tiene esta situación en que tiene que decidir si te quedas o te vas, muchos se quedan pero cada vez más se van”. Explicó que este es el tipo de cosas en lo que los programas de ayuda de EE. UU. se enfocan.
El exembajador contó que luego de un largo día, esa misma noche fue a un cumpleaños de un amigo del sector privado, “uno de los mayores empresarios y el gastó US$40 mil dólares en ese cumpleaños, es un buen tipo, me agrada, él no es el problema, el hecho es que hay mucho dinero, y la distribución de ese dinero, la distribución del crecimiento económico, es un factor clave, no llega a todas las personas a quienes necesita llegar”, indicó.
Lo otro es que cortar la asistencia, quienes toman la decisión de migrar no es el gobierno, es la gente. Y el gobierno puede tener una influencia grande en esas decisiones, al crear o no crear seguridad, trabajos, pero no los puede detener de irse, explicó.
Asimismo indicó que tienen que ser hábiles de trabajar con los países, incluyendo sus gobiernos, el sistema judicial, el congreso y el sector privado y partidos políticos, de oposición.
Pero en Centroamérica, nuestros compañeros pueden ser complicados para trabajar con ellos y son parte de la solución pero a veces algunos de ellos son parte del problema indicó.
EL PROBLEMA ES LA CORRUPCIÓN Y LA AMENAZA DE COOPTACIÓN
Por otra parte considera que el enfoque de la administración de Trump es la migración, pero cree que no están viendo el problema debajo de eso y uno de los problemas es el nivel de corrupción y la amenaza de cooptación y dejar un vacío de poder en el que el poder del crimen organizado y el crimen internacional puede moverse.
Y el crimen internacional no trabaja sin la aquiescencia o apoyo local, señaló.
A decir de McFarland, hay que enfocarse en el problema, “si no tenemos confianza de los ciudadanos en las instituciones, lo que puedes obtener es Venezuela”. Cuando serví en Venezuela durante y después de Chávez, y una de las razones por las que gente inteligente votó por Chávez a finales de los noventa es porque estaban convencidos de que las instituciones y los partidos existentes eran corruptos y que era tiempo de algo diferente, contó.
No hay un Chávez, afortunadamente en el horizonte de C. A., pero algunas de las condiciones son inquietantemente similares en términos de política y economía, anotó.
Asimismo indicó que la esperanza de la administración es que si se corta la ayuda, forzará a la gente a hacer algo. Hay razones por las que ha funcionado cortar la ayuda (por ejemplo en los 80 en el Salvador) pero esta no es una de ellas. “Como mencioné, muchas de las decisiones son realizadas por la gente en término de migraciones, otra de las razones es que la forma en que la asistencia trabaja está diseñada para apoyar actividades y resultados que están en el mejor interés de EE. UU. así como negociado con el país anfitrión. Cortar la ayuda no funciona necesariamente”.
Otro aspecto que McFarland resaltó y calificó como contraproducente de la política de Trump es que, considera que uno de los retos es la amenaza de la cooptación del Estado, dirigirse a una situación como Nicaragua o Venezuela. Necesitamos evitar eso, dijo. ¿Puede haber algo mejor? Tiene que haberlo.
Otros expertos invitados para este evento fueron: Leah Campos, exasesora del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, Rebecca Billa Chávez, exsecretaria asistente de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental y Katie Taylor, Directora Ejecutiva de la Pan American Development Foundation.