Pbro. Mauro Verzeletti, cs
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Director de la Casa del Migrante de Guatemala y El Salvador.
Vemos la caravana histórica de centroamericanos rumbo a Estados Unidos, rostros de distintas edades que brillan como la Estrella de Belén, iluminados por el Jesús de los pobres, caminan hacia un nuevo proyecto de vida, dignidad y paz. Multitud dejando huellas históricas en las fronteras malditas, y en cada paso por la ruta migratoria, diseñan en el suelo la esperanza de alcanzar la patria de la verdadera ciudadanía.
Gritando al mundo, nuestros países que hemos dejado atrás son cementerios que se convirtieron en campos abandonados por la violencia y pobreza. Somos sujetados a la barbarie de la criminalidad, porque nuestras comunidades son campos donde las cruces parecen organizadas para vivir el total anonimato y abandono. Se encuentran nuestros hijos inmersos en la guerra, en las masacres y en la limpieza efectuada por las estructuras criminales del narcotráfico. Vemos a diario nuestros hijos en las tensiones, de los conflictos y de la violencia; hijos de la pobreza, de la miseria y huérfanos del Estado.
Como hijos huérfanos del Estado, somos obligados a tomar el camino de la migración forzada a causa de un sistema económico de mercado excluyente, que deja una gran brecha entre los que se quedan y de los que parten a lo desconocido. Nos sentimos hijos de una región sepultados vivos en medio de un mar de injusticias, en la oscuridad del bosque de la corrupción e impunidad del empresariado transnacional y nacional. Trabajadores abandonados sin derechos, en el silencio de la muerte. Forzados a vivir en medio de la discriminación, del prejuicio, de la xenofobia y de la indiferencia.
Soñadores de un nuevo amanecer, muy lejos van caminando arrastrando sus hijos viviendo la pasión en la Cruz de la Resurrección, donde se ha quedado atrás el hambre, las ruinas o los escombros de una pobre covacha abandonada; de una periferia saqueada, barrida y diezmada por el terror; de las maras, del capitalismo salvaje neoliberal y crimen organizado transnacional…
Hoy, los gobiernos ineptos de Centroamérica, México optan por la muerte a través del retorno forzado de sus ciudadanos, vendidos por unas migajas que les entregan los gobiernos de los países capitalistas desarrollados a través de los tratados de libre comercio, los mismos que destrozan la vida y dignidad de la clase trabajadora en nuestros países. Sin embargo, el escenario soñado por las masas en caravana en plena utopía: del sol ardiente de un suelo marcado por las huellas que dejan estampadas la demanda de otro orden socio-económico y político. Migrantes pobres golpean la consciencia de los tomadores de decisiones por la sequía prolongada e implacable, por la falta de justicia social en nuestro mundo globalizado de mercado inhumano.