Pbro. Mauro Verzeletti, C. S.
Director de la Casa del Migrante de Guatemala y El Salvador
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Cero tolerancia del emperador norteamericano con los migrantes. “Furioso, el rey Herodes mandó matar a todos los niños de Belén y de todo el territorio alrededor, de dos años abajo” (Mt 2,16).
Se repite la furia histórica criminal de los tiranos señores idólatras del mercado del siglo XXI. Los excluidos siguen amenazados de muerte. Esta vez, sin embargo, se trata de la guerra en contra del derecho a migrar. Vivimos tiempos de progreso, de grandes desarrollos tecnológicos, sin embargo, los corazones de los poderosos son piedras. Si de un lado, las caravanas de los migrantes son interminables porque son forzados a salir del propio país, vemos padres y madres que caminan con el corazón sangrante y con miedo cargan a los inocentes en los brazos; y de otro lado, se oye el llanto y el lamento de los niños, niñas y adolescentes, viviendo dramas tras dramas traumáticos, rumbo a lo incierto y abandonados por la patria amada.
Los migrantes y refugiados presentes en la frontera Guatemala y México, México y Estados Unidos; lugar donde tejen sueños y pesadillas. Son detenidos por el muro de la política tolerancia cero del gobierno Donald Trump. En el proceso de clasificación de los migrantes y refugiados, se viola literalmente el debido proceso. Las autoridades de la economía más grande del mundo ignoran convenios y tratados internacionales en materia de derechos humanos.
Es innecesario recordar que la política migratoria de Estados Unidos consiste en una extrema violación de los derechos humanos. Pero, más que eso, se impide el derecho sagrado a una vida digna de los trabajadores migratorios y sus familias, privándolos de tener sueños y futuro.
Las imágenes de las caravanas son chocantes, parecen una película de ficción. Preguntémonos: ¿son residuos humanos de descarte provenientes de los campos de concentración de la pobreza y violencia de Centro América? Son huesos secos que se levantan en medio de la estructura social de muerte para denunciar todo y cualquier tipo de tiranía socioeconómica y política neoliberal, depredadora de vidas humanas. El sistema económico de mercado sepultó la democracia. A su vez, ha promovido el régimen nazi-fascista de ultra derecha.
El fantasma del miedo no da tregua a los poderosos de la venganza y de la violencia: el mercado imperialista se ha levantado en contra de los débiles en caravana de forma odiosa. El gobierno de Donald Trump se ve amenazado por los pobres fabricados por el imperio y que llegan en la frontera, porque cuestionan el poder y la arrogancia de los defensores del capitalismo. Los nazistas y fascistas milicianos depredadores están presentes en todo el Continente Americano. La historia se encargará de reducirlos a cenizas.