Por Anamaria Tejada
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Según datos de OIM (Organización Internacional para los Migrantes), NTMI (Iniciativa de Gestión de Información de Movilidad Humana en el Triángulo Norte), SOSEP (Secretaría de Bienestar Social del Gobierno de Guatemala) y DGM (Dirección General de Migración del Gobierno de Guatemala), se dice que hay alrededor de 2.5 millones de migrantes en Estados Unidos, de los cuales impactan alrededor de 9 millones de habitantes en Guatemala. De enero a noviembre de 2016 se deportaron 86 mil 611 connacionales, de enero a noviembre de 2017 van deportados 60 mil 073 guatemaltecos, de los cuales 28 mil 972 son de Estados Unidos (2 mil 894 mujeres y 26 mil 078 hombres) y 31 mil 101 de México (7 mil 591 mujeres y 23 mil 510 hombres). Del Triángulo Norte de Centroamérica van deportados de enero a noviembre de 2017 129 mil 209. Si hablamos de la niñez retornada no acompañada, se lee que de enero a noviembre de 2016 fueron retornados 7 mil 586 y de enero a diciembre 2017 fueron deportados 3 mil 860 (3 mil 592 de México y 267 de Estados Unidos). Para el año 2016 existieron 30 mil 639 casos de asilos los cuales fueron aprobados solamente 632, que representa el 20%. Este año, 2017, el 90% han sido denegados.
Porqué sucede todo esto, por buscar una mejor calidad de vida, para buscar una oportunidad de realizase, para mejorar económicamente, pero tristemente en la mayoría de casos solamente se encuentra el fracaso, la desilusión y el fracaso.
Todos estos números nos dan temor, nos preocupan, nos cuestionan al pensar que a qué horas puede ser un familiar o nosotros mismos, porque nos ha tocado vivir estos casos muy cerca nuestro y sabemos que es real, que no son solamente números. Pero que hay más allá de esto, ¿cuántas familias se rompen por eso?, ¿cuántos hogares quedan marcados?, ¿cuánto se pierde en lugar de avanzar?, se han imaginado el dolor profundo de la persona retornada, la frustración de la persona retornada, la rabia por no poder llegar a culminar el sueño que tanto ha anhelado. Si logró llegar a Estados Unidos y tener una estadía, la frustración de perder todo lo que ha hecho, probablemente el dejar a una familia.
Se conoce los derechos que se tiene, ¿Qué se está haciendo para evitarlo?, ¿Cómo se está preparando, por si potencialmente, pasara?, ¿Qué contingencias se tiene?, Como migrantes guatemaltecos, ¿Qué estamos aportando para que esto no suceda?, ¿Cómo cambiamos estas estadísticas?. Se tiene cifradas las esperanzas en el Gobierno, pero ¿Qué hacemos nosotros?, ¿Cómo nos unimos para evitar que ya no siga pasando esto?
Es el momento de romper las cosas que nos desunen, que sólo causa dolor, y generar puentes de unidad para que ya no sigan pasando todo este dolor a nuestra familias guatemaltecas.