Cultivo de órganos puede ayudar a combatir enfermedades

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Margarita Girón
Margarita Girón
Periodista y futura comunicadora de la Universidad de San Carlos de Guatemala, reportera para el Diario La Hora y La Hora Voz del migrante. Realiza materiales periodísticos enfocados a la comunidad guatemalteca en Estados Unidos. Madre y mujer comprometida con las causas que luchan por una Guatemala digna.

Por MARIA CHENG
UTRECHT, Holanda/AP

En distintas partes del mundo se están cultivando “miniréplicas” de órganos humanos para tratar de averiguar qué tratamientos podrían resultar beneficiosos para las víctimas de ciertas enfermedades.

Por ejemplo en Holanda, grupos de expertos están desarrollando intestinos en miniatura para aplicarles tratamientos experimentales contra la fibrosis cística, en un intento por aclarar cuáles serían beneficiosos y cuáles serían nocivos.

En distintas partes del mundo se están realizando experimentos similares, que buscan desarrollar órganos fuera del cuerpo a fin de probar tratamientos con ellos, o incluso facilitar la posibilidad de un trasplante.

Los equipos médicos en Holanda han cultivado miniréplicas de intestinos humanos –apenas del tamaño de una punta de lápiz– para 450 de los aproximadamente 1,500 enfermos de fibrosis cística del país.

“Los órganos son diminutos, pero están completos”, explicó el doctor Hans Clevers del Instituto Hubrecht y pionero de esa técnica. A excepción de músculos y vasos sanguíneos, los órganos artificiales “tienen todos los componentes de un órgano de verdad, sólo que a una escala sumamente inferior”.

Estos “organoides” emulan las actividades de un órgano normal, pero no funcionan de la misma manera. Aunque los organóides son más parecidos a los órganos de los embriones humanos que a los de un adulto, ayudan a los expertos a dilucidar cómo los órganos se desarrollan y cómo sería posible tratar ciertas dolencias.

En Australia se están desarrollando riñones en miniatura para poder probar el efecto de medicamentos en ellos. En Estados Unidos se están cultivando tejidos de hígado que podrían ser usados para sanar órganos atrofiados. En la Universidad de Cambridge en Inglaterra, científicos han desarrollado “minicerebros” para ver cómo interactúan las neuronas y cómo surgen dolencias como el autismo. Durante la epidemia del zika el año pasado, se usaron esos minicerebros para ilustrar cómo el virus causaba deformidades en cerebros de los fetos.

En Holanda, los intestinos en miniatura se usan como reemplazo de los que sufren de fibrosis cística, para ver si las personas con ciertas mutaciones podrían beneficiarse de medicamentos costosos como Orkambi, fabricado por Vertex Pharmaceuticals y que cuesta unos 100 mil euros por paciente.

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