POR DELIA BONILLA
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Hace 30 años, la Casa del Migrante en Tijuana, México, abrió sus puertas para brindar ayuda a las personas que han dejado su país natal en búsqueda de nuevas oportunidades en Estados Unidos. Sueños, tristezas y frustraciones son algunos de los sentimientos que afloran en ese lugar, donde la ayuda que reciben quienes no han podido culminar su viaje hacia suelo estadounidense, les permite continuar con sus vidas a pesar de las adversidades.
La Casa del Migrante en Tijuana se convirtió en la primera casa para el migrante en México, y desde que inició funciones han sido acogidos en ella aproximadamente 250 mil personas, según el padre Pat Murphy, director de esa sede.
Al inicio, daban asistencia a las personas que deseaban cruzar hacia Estados Unidos; hospedaje y alimentación eran cruciales para que los migrantes retomaran fuerza y continuaran con el trayecto. Sin embargo, en los últimos diez años el enfoque de la Casa ha cambiado, pues el 85 por ciento de las personas que llegan son retornados del país norteamericano.
En los últimos años, el número de migrantes acogidos ha aumentado, pasando de dos a tres personas recibidas por día a 15 o 20 diarias, esto debido a que muchos deciden quedarse en Tijuana para trabajar y prefieren ya no cruzar a Estados Unidos, debido a las dificultades que eso representa, indica Murphy.
Por ello, la Casa del Migrante ofrece albergue para 140 personas y la ayuda que les brinda es integral, además del hospedaje y alimentación, quienes lo requieran puede optar por el servicio de abogacía. A la vez, cuentan con una oficina de empleos que los auxilia para posicionarlos en un empleo que les permita generar ingresos económicos.
“Tratamos de ayudar al migrante, hacer este cambio de vida si quieren establecerse aquí o los deportados que a veces quieren regresar a su lugar de origen, les ayudamos en eso también”, menciona Murphy.
Por medio del servicio de abogacía los casos de los migrantes son revisados y se les brinda asesoría para que tomen la decisión de intentar regresar a Estados Unidos, lo cual puede llevarlos a la cárcel, o regresar voluntariamente a su país natal.
Pat Murphy indica que muchas de las personas que llegan a la Casa han vivido muchos años en Estados Unidos, tienen hijos nacidos allá, vivienda, pertenencias materiales y por ello es muy difícil que procesen la idea de que no pueden regresar; ante eso también les facilitan ayuda psicológica que les permite asimilar su situación.
TRABAJOS QUE BRINDAN UN NUEVO INICIO
Hace dos años la Casa del Migrante inició con el proyecto de proporcionar un trabajo al migrante que así lo desee, las compañías llegan a la casa a solicitar personal para construcción, hoteles, fábricas, maquilas, call centers; siendo este último una buena oportunidad para quienes hablan inglés, ya que es uno de los trabajos mejor pagados en el área.
“No se necesita buscar trabajo aquí, las compañías vienen a buscar gente porque hay más trabajo que gente”, expresa el Director de la casa con sede en Tijuana.
La oficina de trabajos les permite estar ocupados, mejorar su estado anímico y a la vez darles la posibilidad de un nuevo rumbo a sus vidas. Asimismo, todas las noches la casa brinda pláticas y talleres sobre diversos temas como salud sexual, derechos humanos, alcoholismo, autoestima, entre otros.
MIGRANTES SIN APOYO EN SUS PAÍSES DE ORIGEN
Según el padre Murphy, entre el 30 y 40 por ciento de los migrantes que llegan a la casa se quedan en Tijuana, otro 30 o 40 por ciento regresan a su país de origen y el resto no comparte sus planes, y se desconoce el rumbo que tomarán. La mayoría no quiere cruzar de nuevo hacia Estados Unidos porque en Tijuana es casi imposible hacerlo, algunos viajan a Texas para intentarlo desde allí.
“En algunas partes de México y Centroamérica las personas escapan de la violencia, mi experiencia me revela que la gente no quiere migrar, que se quiere quedar en su lugar de origen, pero si no hay oportunidad de vivir la vida en paz se van”, expresa Murphy.
Para él, una de las maneras de disminuir la migración es a través del apoyo de los gobiernos que deben dar más oportunidades para las personas en sus países de origen, controlando la violencia, la economía e invertir más para que las personas no se vayan a otro país en busca de lo que no encuentran en el propio.
A la vez, indica que desde el inicio del gobierno de Donald Trump ha disminuido en un 30 por ciento el número de retornados en relación al gobierno anterior, pero se espera que el próximo año el número aumente y se retorne a muchas personas como lo anunció desde su campaña política.
BIENHECHORES SON LUZ PARA LOS MIGRANTES
La Casa del Migrante se mantiene a través de “bienhechores”, compañías y fundaciones internacionales que cada semana envían su donación para que la ayuda al migrante pueda continuar, también, se reciben personas que deseen realizar voluntariado; actualmente el centro cuenta con un grupo de nueve personas de diferentes países que colaboran con el proyecto.
Además, se reciben donaciones como ropa interior, dinero y alimentos de personas que quieran poner su granito de arena. A través de la página web y la página de Facebook de la Casa del Migrante en Tijuana se puede contactar al centro para conocer el trabajo que realizan y enviar apoyo.
Para los migrantes, la Casa se ha convertido en una “familia extendida” como lo menciona el padre Murphy, quien menciona que las personas que se han quedado a vivir en Tijuana también apoyan con voluntariado a la institución y algunos donan dinero antes de irse como una forma de agradecer lo recibido.
El Director de la Casa del Migrante en Tijuana menciona que las personas antes de dejar su país deben buscar todas las opciones de empleo y seguridad para quedarse allí; evitar migrar, ya que es muy difícil y peligroso hacerlo en las condiciones actuales, arriesga, dinero, familia y la vida, destacó.
“En algunas partes de México y Centroamérica las personas escapan de la violencia, mi experiencia me revela que la gente no quiere migrar, que se quiere quedar en su lugar de origen, pero si no hay oportunidad de vivir la vida en paz se van”.
. “Tratamos de ayudar al migrante, hacer este cambio de vida si quieren establecerse aquí o los deportados que a veces quieren regresar a su lugar de origen, les ayudamos en eso también”.
Pat Murphy-Director de la Casa del Migrante en Tijuana-