POR DOUGLAS GÁMEZ
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A pocos días de celebrar la Navidad, La Hora Voz del Migrante enfocó su reportaje central de esta edición en cómo las familias guatemaltecas conmemoran estas importantes fechas para nuestra cultura y sociedad, tomando en cuenta que es una de las pocas épocas del año en la que se puede convivir y compartir con la mayoría de los seres queridos.
Resultan conmovedoras las historias de los connacionales y literalmente la lucha que hacen para que en tierras lejanas no se pierda las tradiciones guatemaltecas y la convivencia familiar.
Mientras algunos de ellos replican las tradiciones aprendidas en Guatemala, otros deben adaptarse a la cultura de Estados Unidos u otros países.
Otro grupo debe continuar con lo cotidiano, descansar para poder trabajar al día siguiente o aprovechar el tiempo para reponer fuerzas.
La nostalgia y recuerdos de su tierra y familia sin duda pasan por una prueba de fuego en estas festividades. Si estando en la tierra que los vio nacer en ocasiones es difícil no tener a la familia cerca, en un lugar más lejano debe ser el doble de complicado.
Al leer los testimonios y experiencias de los guatemaltecos, aunque algunos de ellos sí pueden disfrutar de su familia en Estados Unidos, no pude dejar de pensar en el sacrificio que han hecho, en su mayoría, para procurar el bien y oportunidades para ellos y sus seres queridos.
Sin duda, en cada una de las situaciones se sigue evidenciando lo duro que ha significado para muchos de ellos abandonar Guatemala.
Otros sacan a relucir su ingenio y determinación, a mantener viva las tradiciones en una tierra lejana, los alimentos de la época y la convivencia familiar resultan ser el eje central de un aliciente a la dura situación que muchos de ellos deben superar en Estados Unidos.
La Navidad es uno de los momentos adecuados para reflexionar, emprender nuevos objetivos, evaluar lo hecho y prescindir de lo malo para continuar con lo bueno en la búsqueda de las metas planteadas.
Este año, creo que es válido incluir en nuestros pensamientos, evaluaciones y metas a los migrantes. Debemos reconocer sus esfuerzos, entrega y dedicación.
En nuestras oraciones, deseos y pensamientos es necesario recordarles y enviarles un afectuoso abrazo a la distancia, el cual esperamos llenar de esperanza de que pronto se incrementarán las acciones y decisiones para ofrecerles mejores condiciones y oportunidades.